La aprobación de este acuerdo supone un paso histórico en la gobernanza global, ya que cubre dos tercios de la superficie oceánica, espacios que hasta ahora carecían de un marco jurídico sólido para su gestión.
Un marco legal pionero para la biodiversidad
El Tratado se apoya en la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, pero amplía su alcance con instrumentos específicos para frenar la pérdida de especies y hábitats marinos. Entre sus medidas más relevantes se incluye la posibilidad de crear áreas marinas protegidas, el reparto justo de beneficios derivados de los recursos genéticos marinos y un sistema internacional para evaluar el impacto de las actividades humanas en alta mar.
Más del 70% de la superficie terrestre está cubierta por océanos, cuya protección es clave para cumplir los objetivos de la Agenda 2030 y el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal
La entrada en vigor del Tratado marca el inicio de un proceso complejo que se consolidará con la primera Conferencia de las Partes (CoP1), prevista para finales de 2026.
Los cuatro pilares del acuerdo
| Pilar del Tratado | Objetivo principal |
|---|---|
| Reparto de beneficios | Equidad en el uso de recursos genéticos marinos |
| Zonas protegidas | Preservar hábitats y especies vulnerables |
| Evaluación de impacto | Medir efectos de actividades económicas y climáticas |
| Transferencia tecnológica | Apoyar a países en desarrollo |
Estos elementos buscan equilibrar el desarrollo económico con la conservación. El reparto equitativo de los beneficios derivados de la biotecnología marina es uno de los aspectos más innovadores, ya que permitirá que los países en desarrollo también se beneficien de la investigación.
La cooperación internacional será clave para mitigar amenazas como la acidificación de los océanos, la sobreexplotación pesquera o el calentamiento global
Desafíos y próximos pasos
El Tratado establece mecanismos financieros y de resolución de disputas, así como órganos permanentes encargados de supervisar su aplicación. Entre ellos, la Conferencia de las Partes y un comité científico y técnico que asesorará en materia de conservación.
La directora de la Alianza de Alta Mar, Rebecca Hubbard, ha recordado que “lograr las 60 ratificaciones no es el final, sino el comienzo de una carrera por la adhesión universal”. En este sentido, se espera que nuevos países anuncien su incorporación durante la Asamblea General de la ONU que comienza el 22 de septiembre.
El verdadero éxito del acuerdo dependerá de su aplicación práctica y de la voluntad de los Estados de traducir sus compromisos en medidas efectivas
Con este paso, la comunidad internacional se dota por primera vez de un marco legal específico para regular la biodiversidad marina en aguas internacionales, un hito que marca un cambio de rumbo en la protección de los océanos.










