El Pentágono veta a Ucrania el uso de misiles de largo alcance contra Rusia

Guerra en Ucrania

El Pentágono veta a Ucrania el uso de misiles de largo alcance contra Rusia

Washington endurece las restricciones sobre los ATACMS y busca evitar una escalada mientras presiona por negociaciones de paz.

Lanzamiento de misil
Lanzamiento de misil
El Pentágono ha bloqueado desde finales de la primavera el uso de misiles de largo alcance suministrados a Ucrania, una decisión que limita la capacidad ofensiva de Kiev contra Rusia y refleja el intento de Washington de impulsar una salida negociada al conflicto.. La decisión supone un giro respecto a finales de 2024, cuando la administración Biden había relajado algunas limitaciones al empleo de armas sensibles. Bajo la presidencia de Donald Trump, la política se ha endurecido de nuevo, con un mecanismo que exige autorización directa del secretario de Defensa para cada operación. Esta medida ha generado malestar en Kiev, que ve restringida su capacidad de respuesta frente a los ataques rusos. Un veto que frena las ofensivas ucranianas El veto estadounidense impide a Ucrania utilizar sistemas como los ATACMS para atacar en el interior de Rusia. Según fuentes militares, el bloqueo se extiende también a misiles británicos Storm Shadow, ya que dependen de inteligencia de EEUU para su guiado. Desde finales de la primavera, no se han llevado a cabo lanzamientos de este tipo. Washington teme que los ataques en profundidad puedan provocar una respuesta rusa que agrave el conflicto Ucrania llegó a intentar un lanzamiento contra objetivos estratégicos en territorio ruso, pero el intento fue desautorizado por Washington. La decisión deja a Kiev con un margen operativo más estrecho y pone en evidencia la dependencia de los sistemas occidentales para sostener su capacidad de fuego a larga distancia. El control de Washington sobre la guerra La administración Trump ha establecido un sistema de revisión secreto que requiere la autorización personal del secretario de Defensa, Pete Hegseth, para cualquier operación con armas de alcance estratégico. Esta medida centraliza el poder de decisión en Washington y refleja la intención de mantener un control absoluto sobre la escalada militar. El Pentágono condiciona cada disparo de largo alcance a un visto bueno político, no solo militar La política estadounidense responde a un doble objetivo: evitar que el conflicto derive en un enfrentamiento directo con Rusia y, al mismo tiempo, presionar al Kremlin para que acepte abrir conversaciones de paz. Sin embargo, desde Moscú se interpreta como una señal de que la OTAN sigue implicada en la planificación bélica ucraniana. Implicaciones estratégicas y diplomáticas El freno al uso de misiles de largo alcance limita la capacidad ucraniana para golpear centros logísticos y bases en la retaguardia rusa. Esto podría reforzar la posición de Moscú en el campo de batalla y complicar los planes de Kiev de recuperar terreno ocupado. El veto reduce el margen militar de Ucrania y evidencia su dependencia de la ayuda occidental El Kremlin ya ha advertido de que considerará “objetivos legítimos” los convoyes extranjeros que crucen la frontera. Además, Moscú insiste en que el envío de armas por parte de Occidente no favorece las negociaciones, sino que prolonga la guerra y aumenta los riesgos de una escalada. Claves de la política estadounidense El cambio de postura respecto a 2024 refleja una estrategia más cautelosa de la administración Trump. Aunque en aquel momento Joe Biden autorizó un uso limitado de los ATACMS, centrado en Kursk, la decisión actual marca un retroceso en el apoyo ofensivo. En Washington, algunos sectores interpretan esta medida como un paso necesario para empujar a Rusia hacia la mesa de diálogo. Sistema Alcance (km) Fabricante Restricciones actuales ATACMS 300 EEUU Veto total desde primavera 2025 Storm Shadow 250 Reino Unido Bloqueados por dependencia de inteligencia de EEUU HIMARS (munición estándar) 80 EEUU Autorizado solo en territorio ucraniano De momento, la Casa Blanca mantiene un discurso oficial en favor de la paz, mientras sigue suministrando armamento defensivo a Ucrania. La tensión en torno al uso de armas de largo alcance refleja las contradicciones de la estrategia occidental: sostener a Kiev en el frente sin traspasar las líneas rojas marcadas por Moscú. La próxima fase del conflicto dependerá en gran medida de si Washington mantiene el veto o lo flexibiliza, en función de los avances diplomáticos o de la evolución militar en el terreno.

El Pentágono ha bloqueado desde finales de la primavera el uso de misiles de largo alcance suministrados a Ucrania, una decisión que limita la capacidad ofensiva de Kiev contra Rusia y refleja el intento de Washington de impulsar una salida negociada al conflicto.

La decisión supone un giro respecto a finales de 2024, cuando la administración Biden había relajado algunas limitaciones al empleo de armas sensibles. Bajo la presidencia de Donald Trump, la política se ha endurecido de nuevo, con un mecanismo que exige autorización directa del secretario de Defensa para cada operación. Esta medida ha generado malestar en Kiev, que ve restringida su capacidad de respuesta frente a los ataques rusos.

Un veto que frena las ofensivas ucranianas

El veto estadounidense impide a Ucrania utilizar sistemas como los ATACMS para atacar en el interior de Rusia. Según fuentes militares, el bloqueo se extiende también a misiles británicos Storm Shadow, ya que dependen de inteligencia de EEUU para su guiado. Desde finales de la primavera, no se han llevado a cabo lanzamientos de este tipo.

Washington teme que los ataques en profundidad puedan provocar una respuesta rusa que agrave el conflicto

Ucrania llegó a intentar un lanzamiento contra objetivos estratégicos en territorio ruso, pero el intento fue desautorizado por Washington. La decisión deja a Kiev con un margen operativo más estrecho y pone en evidencia la dependencia de los sistemas occidentales para sostener su capacidad de fuego a larga distancia.

El control de Washington sobre la guerra

La administración Trump ha establecido un sistema de revisión secreto que requiere la autorización personal del secretario de Defensa, Pete Hegseth, para cualquier operación con armas de alcance estratégico. Esta medida centraliza el poder de decisión en Washington y refleja la intención de mantener un control absoluto sobre la escalada militar.

El Pentágono condiciona cada disparo de largo alcance a un visto bueno político, no solo militar

La política estadounidense responde a un doble objetivo: evitar que el conflicto derive en un enfrentamiento directo con Rusia y, al mismo tiempo, presionar al Kremlin para que acepte abrir conversaciones de paz. Sin embargo, desde Moscú se interpreta como una señal de que la OTAN sigue implicada en la planificación bélica ucraniana.

Implicaciones estratégicas y diplomáticas

El freno al uso de misiles de largo alcance limita la capacidad ucraniana para golpear centros logísticos y bases en la retaguardia rusa. Esto podría reforzar la posición de Moscú en el campo de batalla y complicar los planes de Kiev de recuperar terreno ocupado.

El veto reduce el margen militar de Ucrania y evidencia su dependencia de la ayuda occidental

El Kremlin ya ha advertido de que considerará “objetivos legítimos” los convoyes extranjeros que crucen la frontera. Además, Moscú insiste en que el envío de armas por parte de Occidente no favorece las negociaciones, sino que prolonga la guerra y aumenta los riesgos de una escalada.

Claves de la política estadounidense

El cambio de postura respecto a 2024 refleja una estrategia más cautelosa de la administración Trump. Aunque en aquel momento Joe Biden autorizó un uso limitado de los ATACMS, centrado en Kursk, la decisión actual marca un retroceso en el apoyo ofensivo. En Washington, algunos sectores interpretan esta medida como un paso necesario para empujar a Rusia hacia la mesa de diálogo.

Sistema Alcance (km) Fabricante Restricciones actuales
ATACMS 300 EEUU Veto total desde primavera 2025
Storm Shadow 250 Reino Unido Bloqueados por dependencia de inteligencia de EEUU
HIMARS (munición estándar) 80 EEUU Autorizado solo en territorio ucraniano

De momento, la Casa Blanca mantiene un discurso oficial en favor de la paz, mientras sigue suministrando armamento defensivo a Ucrania. La tensión en torno al uso de armas de largo alcance refleja las contradicciones de la estrategia occidental: sostener a Kiev en el frente sin traspasar las líneas rojas marcadas por Moscú.

La próxima fase del conflicto dependerá en gran medida de si Washington mantiene el veto o lo flexibiliza, en función de los avances diplomáticos o de la evolución militar en el terreno.

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