De este modo, la cuota correspondiente al oro en las reservas mundiales de divisas a precios de mercado se elevó hasta el 20% en 2024, superando el 16% del euro, únicamente por detrás del 46% que representaba el dólar.
“Los bancos centrales continuaron acumulando oro a un ritmo récord”, señala el BCE, después de que en 2024 estas instituciones comprasen más de 1.000 toneladas de oro, el doble de la cantidad anual promedio registrada en la década anterior, recoge Europa Press.
En este sentido, las encuestas sugieren que dos tercios de los bancos centrales invirtieron en oro con fines de diversificación, mientras que dos quintos lo hicieron como protección contra el riesgo geopolítico.
De este modo, las reservas mundiales de oro de los bancos centrales ascienden actualmente a 36.000 toneladas, cerca del máximo histórico de 38.000 toneladas alcanzado en 1965 durante la era de Bretton Woods.
Ajustados a la inflación, los precios reales del oro en 2024 superaron su máximo anterior, registrado durante la crisis del petróleo de 1979, mientras que las reservas de oro en poder de los bancos centrales se aproximaron a niveles observados por última vez en la era de Bretton Woods, “aunque ahora representan una proporción mucho menor de la oferta total de oro”.
“Con el precio del oro alcanzando nuevos máximos, su participación en las reservas mundiales de divisas a precios de mercado, con un 20%, superó la del euro (16%)”, reconoce el BCE.
En su informe, el BCE constata que la demanda de oro para reservas monetarias aumentó drásticamente tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia en 2022 y desde entonces se ha mantenido alta.
A pesar de esto, las compras de oro para consumo e inversión en joyería siguieron representando la mayor parte de la demanda mundial de este metal (70%), ya que la disminución en 2024 de la demanda de joyería, especialmente en China, se vio compensada por una mayor demanda de inversión.