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El modelo audiovisual del fútbol y la pugna entre grandes clubes y equipos modestos

El reparto televisivo vuelve al centro del debate tras el choque entre LaLiga y el Real Madrid.

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Los derechos audiovisuales son hoy el motor económico del fútbol profesional, y la reciente polémica entre LaLiga y el Real Madrid ha reactivado el debate sobre cómo se reparten y quién sale más beneficiado en un sistema que condiciona la competitividad de todo el campeonato.

El modelo audiovisual del fútbol europeo vive un momento decisivo. La disputa abierta por el reparto de la temporada 2015-2016, con el Real Madrid reclamando 8,8 millones de euros vinculados a aquel ejercicio y LaLiga defendiendo que el fallo judicial se refiere a una normativa derogada, ha devuelto a primer plano una tensión estructural: los grandes clubes quieren una proporción mayor del negocio televisivo, mientras que los equipos modestos alertan de que la competición depende de un reparto más equilibrado.

La venta centralizada, consolidada con el Real Decreto-ley 5/2015, instauró un sistema más homogéneo para distribuir el dinero procedente de los contratos audiovisuales. Sin embargo, la diferencia entre los clubes que más ingresan y los que menos continúa siendo notable, lo que alimenta un debate que no se limita a España. En la Premier League, en la UEFA o en los proyectos alternativos como la Superliga, también aparece la misma pregunta: qué valor aporta cada club al mercado audiovisual y quién debe capturar la mayor parte.

El fallo del Supremo sobre el reparto audiovisual de 2015-2016 ha reabierto un conflicto que llevaba años latente entre grandes clubes y el resto

Un negocio clave para sostener a toda la pirámide del fútbol

Los derechos de televisión representan el principal ingreso recurrente para la mayoría de clubes de Primera y Segunda División. De ellos dependen salarios, inversiones en cantera, infraestructuras y estabilidad presupuestaria. Por este motivo, cualquier cambio en el modelo de reparto altera directamente la capacidad de los clubes para planificar.

Los grandes clubes, entre ellos el Real Madrid, defienden que el reparto debe reconocer su peso internacional, su capacidad de atraer audiencias y su impacto comercial. Los más modestos responden que sin un equilibrio mínimo la competición se rompe y pierde atractivo para las propias plataformas que financian el sistema.

Los clubes modestos consideran que un reparto más igualitario mantiene la emoción del campeonato y protege su viabilidad

España: un modelo centralizado con diferencias aún profundas

El sistema español combina tres criterios:

  • 50% a partes iguales, para asegurar un nivel mínimo de ingresos.

  • 25% según resultados deportivos, vinculados a la clasificación.

  • 25% por implantación social, basada en abonos, asistencia y audiencia generada.

Pese a ello, la diferencia sigue siendo elevada. En la última temporada, el club que más ingresó por derechos audiovisuales de LaLiga superó los 160 millones de euros, mientras que el que menos percibió rondó los 40 millones de euros, ambos derivados del mismo paquete televisivo. Esto supone casi una ratio de cuatro a uno.

La polémica de la temporada 2015-2016, con la reclamación de 8,8 millones de euros, forma parte de un pulso más amplio sobre cómo debe aplicarse la literalidad del Real Decreto y cómo deben actualizarse los criterios de reparto con cada reforma estatutaria.

Modelos de reparto audiovisual en las principales competiciones

Competición / Modelo Tipo de venta Criterios de reparto Brecha entre el que más cobra y el que menos Impacto sobre los modestos
LaLiga Centralizada 50% igualitario, 25% resultados, 25% implantación social Diferencia cercana a 4 veces Mantiene un suelo común, pero los grandes siguen muy por delante
Premier League Centralizada Parte fija, clasificación, partidos emitidos Brecha entre 1,6 y 1,8 veces Más recursos y mayor estabilidad
Competiciones UEFA Centralizada europea Participación, resultados y coeficiente histórico Grandes pueden multiplicar ingresos respecto a debutantes Refuerza a la élite estable
Proyecto tipo Superliga Control directo de grandes clubes Bonus inicial, reparto fijo entre fundadores y audiencia Diferencias estructurales muy elevadas Riesgo de relegar a ligas nacionales

El modelo español está entre los más desiguales de Europa, solo superado por los sistemas internacionales basados en coeficientes históricos

La Premier y la UEFA: referencias para entender la ambición de los grandes

La Premier League reparte ingresos televisivos a partir de una parte fija igualitaria, pagos por clasificación y compensaciones por partidos emitidos. Gracias a contratos globales más rentables, la distancia entre el primer y el último clasificado se sitúa entre 1,6 y 1,8 veces, mucho menor que en España. Esto permite sostener mejor a los clubes modestos y reducir las desigualdades deportivas.

En las competiciones europeas, la UEFA distribuye 3.782 millones de euros anuales vinculados a los derechos audiovisuales. El componente decisivo es el llamado pilar de valor, que tiene en cuenta el coeficiente histórico y el tamaño del mercado televisivo nacional. Esto favorece a los gigantes con un largo historial continental, que pueden multiplicar varias veces los ingresos de un debutante incluso con resultados similares.

La Superliga: el proyecto que concentra las ambiciones de la élite

El intento de crear una Superliga europea, con el Real Madrid como uno de sus impulsores, buscaba transformar el modelo audiovisual. El proyecto planteaba un sistema casi cerrado, con un grupo fundador que recibiría un bonus de entrada de varios miles de millones de euros asociado al nuevo contrato televisivo, además de un reparto diseñado para asegurar la estabilidad económica de los grandes clubes a largo plazo.

Para la élite europea, este modelo reconocía su peso real en las audiencias globales. Para los equipos modestos y muchas ligas nacionales, suponía el riesgo de quedar desplazados del foco televisivo principal.

Qué se juega el fútbol modesto

Para los clubes con menor presupuesto, incluso un ajuste pequeño en el reparto —por ejemplo, perder varios millones de euros por temporada vinculados a derechos televisivos— puede cambiar por completo su planificación. Estos equipos defienden un modelo que preserve una mínima igualdad competitiva y que distribuya recursos suficientes para mantener la pirámide futbolística.

Los grandes clubes, en cambio, sostienen que su presencia es la que multiplica el valor de los contratos y que el reparto debe reflejar esa aportación.

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