El impuesto mínimo global abre una nueva era… pero es dudoso que las empresas paguen más

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El impuesto mínimo global abre una nueva era… pero es dudoso que las empresas paguen más

“El régimen neoliberal de varias décadas ha terminado y el capitalismo patrocinado por el Estado es la nueva regla”, avisa Julius Baer.

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El acuerdo de los líderes del G7 para imponer una tasa mínima del 15% en el impuesto de sociedades supone un cambio de paradigma de la economía mundial. Pero ello no significa que las empresas vayan a pagar más impuestos, sobre todo en el corto plazo. Así lo consideran al menos los analistas, que avisan además de que la nueva fiscalidad tardará años en poder ser una realidad.

Las grandes multinacionales “se han beneficiado enormemente de la posibilidad de arbitrar los sistemas fiscales nacionales en un mundo globalizado”, explica Yves Bonzon, CIO de Julius Baer, que avisa de que no espera “que este avance fiscal repercuta en los mercados de renta variable a corto y medio plazo”.

En primer lugar, “llevará tiempo acordar los detalles”. Y en segundo, “la aplicación será compleja y prolongada”. “Desde el punto de vista político, pueden ocurrir muchas cosas en pocos años”, recuerda el experto del banco suizo.

“El impuesto de sociedades se redistribuirá de las jurisdicciones favorables a la fiscalidad hacia las grandes jurisdicciones, como EEUU y la Unión Europea, pero, en lo que respecta al tipo impositivo, no hay que confundir el titular del 15% con lo que las empresas acaban pagando realmente. Independientemente de dónde se paguen los impuestos, las empresas podrán seguir aprovechando otras vías legales para optimizar los impuestos”. “Los abogados especializados en impuestos de sociedades no se han quedado sin trabajo”, reflexiona Bonzon.

“Es probable que el impacto inmediato en los beneficios de las empresas sea más bien leve a nivel de índices”, coinciden los analistas de DWS, la gestora de Deutsche Bank. Esto es debido, en parte, en parte a que “en principio, la medida se orienta a las empresas más grandes y rentables del mundo”.

La balanza política se está inclinando a favor de los trabajadores

No obstante, más allá de este impacto, los expertos del banco alemán esperan otras “implicaciones significativas”. “Si bien un impuesto de sociedades mínimo mundial del 15% logrará gravar al menos parte de los beneficios generados en los países en los que venden las multinacionales, también podría suponer un cambio radical”.

En concreto, los beneficios netos (es decir, después de impuestos) de las empresas estadounidenses llevan aumentando desde los 1980, en comparación con la compensación a los trabajadores. “El debate sobre los impuestos que pagan las empresas es la señal más reciente de que la balanza política se está inclinando hacia el otro lado”.

Fuentes: Board of Governors of the Federal Reserve System: Z.1 Financial Accounts of the United States, DWS Investment GmbH a 11/3/2021

“La digitalización ha permitido ‘localizar’ intangibles (como patentes, logos o algoritmos) en jurisdicciones más ventajosas fiscalmente, a pesar de que la mayoría de los empleados, las máquinas y los departamentos de investigación se ubican en jurisdicciones con impuestos más altos”, apunta DWS. “Idealmente, las nuevas normas dificultarán este tipo de elusión fiscal, pero dejarán margen suficiente para que los países más pequeños puedan fomentar la inversión extranjera directa mediante la aplicación de ventajas fiscales.  En cualquier caso, es probable que, a partir de ahora, a los gobiernos les resulte más fácil gravar el capital y los altos patrimonios”.

Un punto en el que coinciden con los analistas de BofA Global Research. “En medio de un replanteamiento de las relaciones globales (piense en el comercio, la tecnología, el clima, los ESG, etc.) y el agujero que la pandemia ha creado en los balances de los gobiernos, es probable que los debates sobre la riqueza […] o los impuestos corporativos globales ganen más tracción con el tiempo y no puedan ser fácilmente descartados como ‘resultado improbable’, especialmente en Europa”, señalan.

“Esta es otra prueba anecdótica de que el régimen neoliberal de varias décadas ha terminado y el capitalismo patrocinado por el Estado es la nueva regla”, resume Bonzon.

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