Absolutamente, todos coinciden en su poder destructivo. La meteoróloga Ailyn Caridad Jústiz lo ha calificado como de “severidad incalculable”, el tercero de más baja presión reportado en la historia y muy probable, el más destructivo hasta ahora conocido.
Aunque algunos sostienen que será con fuerza 4 y no 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson que los evalúa según la fuerza de los vientos, la carta de presentación ha sido la sorpresa recibida en un avión caza huracanes estadounidense donde marcó la increíble y poco vista velocidad de 387 km/h en una de sus ráfagas.
Prevista su entrada en torno a las dos de la madrugada de este miércoles y salida alrededor del mediodía hacia aguas de las Bahamas, es de esperar un efecto devastador de todo lo que encuentre a su paso acompañado de lluvias torrenciales e inundaciones en un diámetro de acción que pudiera alcanzar los 300 km.
La Defensa Civil y la dirección política y gubernamental de la isla lo ha evaluado en su justa medida al extremo de enviar desde otras provincias brigadas de rescate y salvamento de la Fuerzas Armadas y la Cruz Roja con alta prioridad en resguardar la vida humana, además de centrar el esfuerzo en minimizar los daños en la producción y agricultura.
Otra auténtica prueba de fuego para un país sumido en la peor crisis económica de la historia revolucionaria y que requiere una logística bien variada y costosa en su enfrentamiento y luego en la recuperación de los daños.
No por gusto el Banco Central ha procedido a la apertura de cuentas en moneda nacional o divisas para quienes desde dentro de la isla o el exterior, deseen hacer sus aportes para la reconstrucción y apoyo a los damnificados.
En la vecina Jamaica, Melissa azotó con fuerza 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, con vientos de 280 km/h. Aún se desconocen los desastres ocasionados allí.
Que la virgen santa patrona de la Caridad del Cobre también vele por ellos desde su santuario a sólo 20 km de la urbe, que su manto cubra las provincias afectadas por esta maldición nombrada Melissa, que más inoportuna no ha podido ser.





