El humo de los incendios forestales aumenta la mortalidad por causas respiratorias. / Unsplash
La sociedad científica recuerda que, además de las consecuencias más inmediatas y visibles, como los daños materiales y personales, fallecimientos directos e indirectos, los desalojos y confinamientos o la pérdida de biodiversidad, los incendios forestales tienen otros efectos negativos para la salud de la población.
Su humo está asociado a aumentos de mortalidad por causas respiratorias y cardiovasculares. Además, emiten partículas tóxicas que pueden llegar a miles de kilómetros de distancia y cuyos efectos se relacionan con ingresos hospitalarios, partos prematuros e incluso bajo peso al nacer.
Además, advierte sobre sus efectos sobre la seguridad alimentaria y malnutrición, el acceso a agua potable, así como el riesgo que estos incendios suponen para las personas trabajadoras al aire libre y para las que trabajan en la propia extinción de los fuegos.
La SEE también subraya que ciertos fenómenos meteorológicos como las inundaciones, los incendios forestales o las olas de calor pueden afectar a la salud mental. En este sentido, recuerdan que España también ha vivido una ola de calor de 16 días de duración, una de las más largas de la historia, y que ha puesto en riesgo la salud de la población más vulnerable.
La despoblación consecuencia de los incendios forestales también tienen efectos sobre la salud, como menor acceso a servicios sanitarios
Los incendios forestales, además, contribuyen a la despoblación, en zonas ya muy afectadas por ese fenómeno, lo cual tiene también consecuencias directas sobre la salud de la población, como desplazamientos y desarraigos, pérdidas sociales, o menor acceso a servicios asistenciales sanitarios, entre otras.
La convergencia entre incendios de gran magnitud, deforestación y cambio climático constituye una amenaza real y creciente para la salud pública, advierte la sociedad científica. Independientemente del origen de los fuegos, la SEE recuerda que el cambio climático potencia su virulencia y dificulta su extinción. De hecho, los incendios forestales aumentarán un 30 % para 2050 y un 50 % para fin de siglo debido a la crisis climática, según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Los incendios y otros fenómenos meteorológicos extremos, que serán cada vez más frecuentes, son una amenaza global que requiere de preparación y respuesta inmediata, recuerdan los especialistas de la Sociedad Española de Epidemiología. Así, en el comunicado insisten en la importancia de contar con herramientas y planes de actuación que integren la perspectiva de salud pública.
Ante esta y otras catástrofes, la atención a las personas en situación de vulnerabilidad debe ser una prioridad, garantizando el acceso a medicamentos, alimentación adecuada y apoyo psicológico / Sociedad Española de Epidemiología
Por ello hacen un llamamiento a reforzar, también desde la salud pública, la vigilancia, la prevención y la protección de la población con mayor riesgo: personas mayores, menores de edad, personas sin hogar o en riesgo habitacional, o con enfermedades crónicas.
“Ante esta y otras catástrofes, la atención a las personas en situación de vulnerabilidad debe ser una prioridad, garantizando el acceso a medicamentos, alimentación adecuada y apoyo psicológico”, afirman desde la sociedad científica.
Fuente: SEE
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