Los países del G7 y el Alto Representante de la UE para Política Exterior y Seguridad Común, Josep Borrell, han condenado «los intentos de Rusia de convertir las exportaciones energéticas en un arma y de usarlas como una herramienta de coacción geopolítica», al tiempo que han dicho que «actuarán en solidaridad y coordinación cercana para mitigar el impacto de las alteraciones del suministro sobre las economías y los ciudadanos del mundo».
«Estamos trabajando para garantizar que Rusia no explota su posición como productor de energía para beneficiarse de su agresión a expensas de países vulnerables», han manifestado, al tiempo que han prometido actuar para «asegurar suministros energéticos, estabilizar los mercados y mitigar los incrementos de los precios de la energía por las acciones rusas y las extraordinarias condiciones en los mercados».
En este sentido, han especificado que «esto incluye esfuerzos para reducir la demanda de energía rusa» y trabajos para «diversificar la energía y los recursos y promover mercados energéticos competitivos, fiables y asequibles, que sean transparente y se ciñan a altos estándares a nivel de medio ambiente, sociedad y gobernanza».
«Seguimos explorando nuevas medidas para evitar que Rusia se beneficie de su guerra de agresión y limitar la capacidad de Rusia de mantener la guerra», ha dicho, incluidas «soluciones que reduzcan los ingresos rusos de hidrocarburos» y que «apoyen la estabilidad de los mercados globales de energía y minimicen los impactos económicos negativos, especialmente en los países de ingresos bajos o medios».
Los países firmantes se han mostrado abiertos a «considerar un abanico de posibilidades, incluidas opciones para una prohibición exhaustiva de todos los servicios que permitan el transporte por mar de crudo y productos del petróleo rusos a nivel global, a menos que el petróleo sea comprado a un precio acordado en consultas con los socios internacionales».
«Al considerar estas y otras opciones, tendremos en cuenta también mecanismos de mitigación sobre nuestras medidas restrictivas para garantizar que los países más vulnerables y afectados mantienen el acceso a los mercados energéticos, también de Rusia», han explicado, antes de aplaudir los «esfuerzos» por parte de «socios» para «reabastecer las reservas de gas y aumentar la seguridad y la resiliencia energética».
Por último, han reiterado su condena a la «brutal, no provocada, injustificada e ilegal guerra de agresión» lanzada por Moscú contra Ucrania y han dicho que «no reconocerán los continuados intentos de Rusia de redibujar las fronteras por la fuerza». Por ello, han vuelto a pedir al Gobierno ruso que «ponga fin a la guerra», que «cese todas las hostilidades de forma inmediata e incondicional» y que proceda a «la retirada de tropas y equipamiento militar de todo el territorio de Ucrania».
«Permanecemos firmes en nuestra solidaridad con Ucrania y reafirmamos nuestro compromiso inamovible para apoyar al Gobierno y el pueblo de Ucrania en su valiente defensa de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania y su lucha por un futuro pacífico, próspero y democrático», han remachado.