“¿Ha hecho llegar el correo del 2 de febrero de 2024?”, ha preguntado la fiscal María Ángeles Sánchez Conde. “No lo he hecho llegar”, ha aseverado él. “¿Se ratifica?”, ha insistido ella. “Sí, me ratifico”, ha confirmado García Ortiz, recoge Europa Press.
Se trata del correo electrónico que la defensa de González Amador envió ese día a la Fiscalía ofreciendo que su cliente reconociera los dos delitos fiscales por los que se le estaba investigando a cambio de llegar a un acuerdo con el que evitar la cárcel. Según el instructor, García Ortiz se lo filtró a la SER la noche del 13 de marzo.
Previamente, García Ortiz ha avanzado que no contestaría a las acusaciones presentes. Únicamente ha respondido a las preguntas de su defensa, que ejercen dos abogados del Estado, y de los dos fiscales, así como a las que quiera hacer el tribunal.
En este sentido, ha explicado que no contesta tampoco a la acusación particular que ejerce González Amador, pese a su “respeto” en términos generales a todos “los perjudicados” porque “quien tiene la condición o se siente perjudicado en una causa debe tener el amparo de la Administración de Justicia y del Ministerio Fiscal”.
Sin embargo, ha expuesto que en este caso concreto no responde a sus preguntas por su “posición jurídico-procesal”. “Me ha llevado a pensar que hay una actuación desleal, no con el acusado, por supuesto, sino con el tribunal”, ha afirmado, según la citada agencia.
Y ello, ha detallado, porque inició la causa con una querella que, “ha de contener los datos necesarios para trasladar al tribunal los antecedentes de hecho ciertos y necesarios para descubrir la verdad” pero “no se ha cumplido esta premisa” porque, con su “relato”, ha “reconducido” el proceso contra él.
“Quien primero releva el mail es el propio perjudicado”
A ello ha sumado que la querella también omitió que “quien primero revela el email en forma y contenido de un fiscal” –otro correo de 12 de marzo de 2024 donde el fiscal se abría a pactar—“es el propio perjudicado”, al entregárselo al jefe de gabinete de Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, para que hiciera “un uso político” del mismo.
Asimismo, le ha acusado de omitir que habló con el periodista de El Mundo que el 21:29 horas del 13 de marzo publicó la pieza que desencadenó los hechos por los que se le juzga, donde se incluía –ha subrayado– ese otro ‘email’ de 12 de marzo.
“Estas tres actuaciones, omitidas en el relato de hechos de la querella, y solo descubiertas en la instrucción del procedimiento, parecen alejadas de la buena fe procesal y del respeto que todos le debemos al proceso”, ha sostenido.
Al margen, ha puesto de relieve que González Amador ha renunciado a la responsabilidad civil subsidiaria del Estado –para el caso de que García Ortiz no haga frente a eventuales multas e indemnizaciones–, denunciando que con ello ha buscado que las posibles responsabilidades económicas recaigan “exclusivamente” en él, “a modo de pena anticipada”.
Borra sistemáticamente su móvil por seguridad
Además, ha explicado que borra sus mensajes de WhatsApp “sistemáticamente” por razones de seguridad, porque no es el dueño de esos datos, sino solo su “custodio” porque afectan a terceras personas.
A preguntas de su defensa, ha explicado que es “muy consciente” de la importancia de la protección de datos, aunque ha reconocido que en la Fiscalía aún “cuesta”, sobre todo en su caso porque los fiscales tienen obligación de informarle sobre los asuntos más importantes. “Secretos y no secretos”, ha enfatizado.
“Esta eliminación de datos es preceptiva”, ha continuado, porque si su móvil “acaba en manos de terceras personas, estoy poniendo en peligro a terceras personas de este país”. En consecuencia, ha razonado que hace “borrados sistemáticos”. “Yo no dejo que permanezca más de un mes en mi WhastApp la información”, ha precisado.
Por ello ha razonado que el borrado que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil asegura que se hizo el 16 de octubre de 2024, cuando le encausó el Supremo, seguramente no ya afectó a los mensajes de los días clave de la presunta filtración –del 8 al 14 de marzo– porque no estaban en su teléfono desde hacía meses.
“Lo primero es que yo no estoy seguro de que sea ese borrado (…) Lo que estoy seguro es que en ese momento, ni el mes anterior ni el anterior, existían los ‘whatsapp’ que se supone que son objeto de esta causa”, ha sostenido.







