Motor

El expresidente de Audi admite su culpabilidad en el Dieselgate

Con un sencillo «sí», Stadler dio por válida una declaración leída por su abogada ante el Tribunal Regional de Múnich, en la que confirmaba su responsabilidad con el objetivo de aspirar a un acuerdo con la corte.

En la misma, el directivo admitió haber cometido un delito al no haber aprovechado la oportunidad para evitar el fraude. Dijo lamentarlo mucho y reconoció que debió tener «más cuidado».

Stadler es el primer miembro de la dirección del grupo Volkswagen que admite la acusación de fraude por omisión en el escándalo del diésel. La Sala de lo Penal Económico le había ofrecido una condena condicional si hacía una confesión completa y pagaba 1,1 millones de euros (1,21 millones de dólares). La fiscalía también aceptó la propuesta del tribunal.

Durante años, Stadler defendió su inocencia, incluso durante el juicio, que comenzó hace dos años y medio. Pero según la evaluación preliminar del tribunal, como muy tarde en julio de 2016 tuvo que tener conocimiento de que los valores de los gases de escape podrían haber sido manipulados mediante un software.

Sin embargo, en lugar de llegar al fondo del asunto e informar a los socios comerciales, permitió que continuara la venta de los coches hasta principios de 2018.

Por lo tanto, entraba en consideración para él una pena de prisión por fraude por omisión de entre un año y medio y dos años, que ahora evitará con una confesión completa y el pago del dinero, que se destinará a instituciones benéficas.

Tras la confesión de Stadler, el juicio que se inició en septiembre de 2020 podría cerrarse probablemente en junio.

El antiguo jefe de desarrollo de motores Wolfgang Hatz y dos de sus ingenieros senior en Audi ya habían confesado que habían ayudado a diseñar el software del motor.

Los llamados «dispositivos de desactivación» hacían que los coches cumplieran los límites de óxido de nitrógeno en el banco de pruebas, pero no en la carretera. De este modo, los fabricantes se ahorraban el elevado coste de tener que instalar sistemas de depuración de gases de escape en sus coches.

Rupert Stadler fue nombrado jefe de la empresa con sede en Ingolstadt en 2007 como sucesor de Martin Winterkorn, que se convirtió en presidente del grupo Volkswagen.

En junio de 2018, Stadler estuvo cuatro meses en prisión preventiva por sospechas de complicidad, hasta su dimisión al frente de Audi y miembro del consejo de Volkswagen. Previamente había llegado a un acuerdo civil con el grupo y pagado 4,1 millones de euros a su antiguo empleador por incumplimiento de sus obligaciones.

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dpa

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