Durante su ponencia en el curso ‘Adicciones sin sustancia: investigación y estrategias de intervención‘ organizado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y con la colaboración de la cátedra de Investigación en Juego Responsable y de Comunicación de la ONCE, Lamas destacó que, actualmente, «el colectivo más afectado son los jóvenes y el sector medio-bajo de la sociedad, lo que no quiere decir que la clase alta no pueda desarrollar una adicción por el juego».
También subrayó que existen muchos factores que afectan a la hora de desarrollar una adicción «severa o leve al juego, ya sea online o presencial». No son solo «los factores individuales lo que afecta, sino que también hay un gran componente de factores ambientales», «psicosociales» y «socioculturales».
Destacó que «hace 20 años, el 80% de los pacientes eran adictos a las máquinas tragaperras y tenían a partir de 45 años», pero en la actualidad el rango de edad «ha disminuido hasta los 20 y 30 años» y estos nuevos pacientes se centran, sobre todo «en apuestas deportivas tanto presenciales como en línea».
Debido al auge de los juegos en línea y la «proliferación del nuevo juego presencial» Lamas afirmó que comienzan a ser necesarias «regulaciones o mecanismos que aseguren que únicamente jueguen personas mayores de edad» y otras medidas para evitar «conductas problemáticas o patológicas». Afirmó que «hay que educar a las personas activamente para que juegue bien» y comenzar a regular desde antes de desarrollar la adicción ya que «la educación en el juego responsable no es solo para personas con trastorno por el juego, sino también para evitarlo».
Por otro lado, el doctor de la ONCE y experto en comportamientos adictivos Victoriano Redondo, durante su ponencia llamada ‘Juego Patológico’ dentro de este mismo curso, destacó que la organización aboga por «la formación y concienciación» sobre la adicción al juego y sobre cómo jugar de manera responsable para evitar «consecuencias que afecten a la vida personal, económica y social de las personas».
Asimismo, explicó que otra de las medidas que toma la ONCE se centra en «dar formación e información» a sus trabajadores y aplicar «un plan específico de evaluación de aspectos psicosociales» para «asegurar su bienestar mental» y evitar que caigan en este tipo de conductas ‘patológicas’ que puedan llegar a afectar al desarrollo de su vida.
Además, explicó que la organización cuenta con un plan «que se sostiene en nueve ejes, 35 objetivos y 133 acciones previstas manteniendo el propósito de la asociación», que es «mantener la seguridad, ser un referente en el mercado del juego responsable y liderar el juego seguro, generar confianza y proteger a los menores» de entrar en conductas «problemáticas» del juego.
Lamas clausuró el curso con la conclusión de que «la publicidad y las estrategias de marketing, pensadas con espíritu presencial», sumadas a «los factores individuales, psicológicos, ambientales y psicosociales, entre otros» son algunos de los precursores de la adicción al juego, sobre todo en jóvenes, y, por lo tanto, ponen de manifiesto la necesidad de «una regulación» e «imposición de medidas».
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