El dilema del BCE ante la guerra de Ucrania: o recuperación económica o más inflación

Bancos centrales

El dilema del BCE ante la guerra de Ucrania: o recuperación económica o más inflación

“Es fácil prever un aumento de la inflación energética y, en menor medida, alimentaria a nivel mundial a corto plazo”.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el vicepresidente, Luis de Guindos

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el vicepresidente, Luis de Guindos. Autor: BCE

En poco más de diez días el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) celebrará una nueva reunión que los analistas habían marcado en rojo como el punto de partida para la normalización de la política monetaria. La guerra en Ucrania y el impacto que tendrá en la economía del Viejo Continente, sin embargo, dejan a la institución que preside Christine Lagarde ante una situación muy complicada: la subida en los precios de la energía y los alimentos prometen más inflación, pero una retirada de los estímulos podría hacer descarrilar la recuperación económica.

En un comunicado el pasado viernes, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, aseguró que la institución “sigue de cerca la evolución de la situación” y “llevará a cabo una evaluación exhaustiva de las perspectivas económicas, que incluirá estos últimos acontecimientos y que constituirá la base de su reunión de política económica del 10 de marzo”.

“El BCE está dispuesto a tomar todas las medidas necesarias para cumplir con sus responsabilidades de garantizar la estabilidad de precios y la estabilidad financiera en la zona del euro”, aseguró la economista francesa.

Unas declaraciones muy abiertas que muestran la difícil decisión a la que se enfrenta el banco central. “La invasión de Ucrania por parte de Rusia significa que el impacto económico del conflicto en Europa será mayor de lo que suponíamos anteriormente. Nuestra nueva línea de base prevé un aumento de los precios del gas, el petróleo y los alimentos a medio plazo, así como una mayor perturbación de los mercados financieros y mayores sanciones a Rusia por parte de la UE, el Reino Unido y EEUU”, explica Ángel Talavera, responsable de Economía Europea de Oxford Economics. “Esto significa un período de inflación aún más alta durante más tiempo en la zona del euro, con mayores riesgos de que se consolide y un mayor impacto en los ingresos reales de los hogares y en las líneas de suministro de las industrias”.

“La incertidumbre geopolítica tiene un impacto negativo en el sentimiento de las empresas y los consumidores; si es lo suficientemente intensa, puede afectar negativamente a las decisiones de inversión y consumo”, añade Silvia Dall’Angelo, economista senior del negocio internacional de Federated Hermes. “Es probable que este conflicto específico también impulse los precios de la energía de forma significativa, lo que provocaría efectos inflacionistas inmediatos y un gran lastre para el crecimiento mundial”.

Rusia es un importante exportador de productos energéticos (es el primer proveedor de gas a Europa), mientras que Ucrania es un productor de cereales, recuerda, Dall’Angelo. “De ahí que sea fácil prever un aumento de la inflación energética y, en menor medida, alimentaria a nivel mundial a corto plazo”.

“Este tipo de inflación impulsada por los choques de la oferta externa tiende a ser contraproducente, dado que suele ser una mala noticia para el crecimiento económico. Erosiona los ingresos reales y magnifica los costes de producción, lo que se traduce en una demanda agregada más débil y en presiones inflacionistas más adelante”, advierte la experta.

¿Retraso en la normalización de la política monetaria?

Desde el punto de vista de la política monetaria, la analista de Federated Hermes señala que “este conflicto implica un mayor deterioro de los ya complicados equilibrios entre crecimiento e inflación a los que se han enfrentado los bancos centrales, lo que hace que las próximas decisiones sean especialmente difíciles”.

“En el entorno actual de inflación ya elevada y de preocupación por los efectos secundarios, es probable que los bancos centrales sigan retirando estímulos monetarios. Pero los riesgos de crecimiento a la baja derivados del contexto geopolítico hacen que probablemente procedan de forma gradual y cautelosa”, cree Dall’Angelo. “En general, es justo decir que la crisis aumenta el margen de error de las políticas de los bancos centrales”.

Por su parte, Talavera apunta que “aunque la guerra implica una mayor inflación, su impacto negativo en el crecimiento y las condiciones financieras puede llevar al BCE a reconsiderar su actual plan de subir los tipos de interés a finales de este año y poner fin a las compras de activos a un ritmo acelerado, adoptando en su lugar un enfoque más flexible y dependiente de los datos, basado en la evolución de la crisis”.

“Nuestra nueva línea de base contempla un pequeño retraso en el proceso de normalización de la política, posponiendo la primera subida de los tipos de interés hasta el primer trimestre de 2023”, concluye el experto de Oxford Economics.

Más información