El verano de 2025 ha dejado una huella sin precedentes en el sur de Europa. España y Portugal han concentrado cerca de dos tercios de toda la superficie quemada en la Unión Europea, en un año en el que los incendios forestales superaron el millón de hectáreas. La combinación de olas de calor más intensas, sequía prolongada y abundante vegetación sin gestionar ha convertido amplias zonas rurales en un polvorín difícil de controlar.
Clima extremo: de sucesos raros a fenómenos recurrentes
El estudio de WWA advierte que las olas de calor que antes ocurrían una vez cada 500 años ahora se repiten cada 15. La de este verano en la península, con temperaturas hasta 3 ºC por encima de lo esperable, habría sido un fenómeno de 2.500 años en la era preindustrial, pero hoy puede suceder cada 13 años. Los investigadores concluyen que la acción humana ha multiplicado por 40 la probabilidad de que se den condiciones como las de 2025.
El abandono del campo y la expansión de bosques sin aprovechamiento han multiplicado la cantidad de combustible fino, facilitando que los incendios avancen con una velocidad nunca vista
España y Portugal, epicentro de los incendios europeos
En solo una semana, España perdió más de 175.000 hectáreas, más del doble de la media de toda una temporada desde 2006. Portugal vio cómo casi el 3% de su territorio ardía en cuestión de días. El humo cruzó fronteras, afectó a Francia, Reino Unido y Escandinavia y obligó a cerrar tramos del Camino de Santiago.
Superficie quemada en 2025 (estimaciones a agosto)
País / Región | Superficie quemada (ha) | Porcentaje sobre UE |
---|---|---|
España | 403.000 | 39,7% |
Portugal | 237.000 | 23,3% |
Resto de la UE | 375.731 | 37,0% |
Total UE | 1.015.731 | 100,0% |
España solicitó por primera vez apoyo al Mecanismo de Protección Civil de la UE, recibiendo refuerzos internacionales en un verano con incendios simultáneos en Grecia, Bulgaria y Montenegro.
Bomberos frente a incendios de sexta generación
Los servicios de extinción se han enfrentado a fuegos que generan su propio viento, lanzan brasas a kilómetros de distancia y multiplican la intensidad en minutos. El resultado son incendios catalogados como de sexta generación, que desafían la capacidad de previsión y reacción. “Los bomberos trabajan cada vez más en condiciones caóticas e impredecibles”, advierten investigadores del Imperial College
El riesgo no se limita al fuego: la calidad del aire cayó a niveles peligrosos y la economía local sufrió con cierres de rutas turísticas y pérdidas agrícolas
La urgencia de adaptarse al nuevo escenario
Los expertos insisten en que, aunque los incendios sean más frecuentes e intensos, sus impactos pueden reducirse. La clave está en gestionar la vegetación, reactivar usos tradicionales del monte y fortalecer la cooperación europea. España y Portugal aparecen como el laboratorio más claro de los efectos del calentamiento global en la dinámica de incendios. “Con cada fracción de grado de calentamiento, las olas de calor extremas y prolongadas seguirán intensificándose”, advierten los científicos.
El verano de 2025 marca un punto de inflexión: la península ibérica arde más rápido y con más intensidad, y el cambio climático convierte lo que antes eran sucesos excepcionales en una amenaza recurrente. Sin una política de adaptación y prevención a gran escala, lo vivido este año puede repetirse con mayor frecuencia en las próximas décadas.