COP29, a 11 de noviembre de 2024 / Foto: Dominika Zarzycka
En el documento, presentado esta mañana por la Presidencia de la COP29, se incluyen dos opciones derivadas de las consultas ministeriales. Una de ellas plantea que los países desarrollados proporcionen y movilicen para las naciones en vías de desarrollo «X miles de millones de dólares anuales entre 2025 y 2035».
A su vez, incide en que parte de ese dinero se proporcione como «donaciones o términos equivalentes a donaciones» para una financiación climática «nueva, adicional, asequible, predecible, no generadora de deuda y adecuada, para la adaptación, la mitigación y la reducción de las pérdidas y los daños».
En el texto, establece que los países desarrollados aporten a los fondos en función de sus emisiones y de su Producto Interior Bruto (PIB). Por último, invita a naciones en desarrollo a contribuir al apoyo económico de manera voluntaria, aunque indica que este dinero no se contaría en el NOCC.
La segunda opción señala que los países desarrollados tendrán como «objetivo» escalar la financiación climática para proporcionar de manera colectiva «un mínimo de un millón de millones» de dólares por año para 2035. A su vez, recalca que lo harán a través «de una amplia gama de fuentes e instrumentos, incluidas fuentes públicas, privadas e innovadoras».
Asimismo, afirma que buscará mejorar de forma gradual los datos globales disponibles para rastrear las inversiones financieras en acción climática, incluidos los datos que actualmente no se capturan en los sistemas de informes formales.
La Directora General de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, ha considerado que el texto «no es una base de negociación» porque «recoge únicamente posiciones extremas de los países, no se han recogido posiciones intermedias que han salido en los grupos de negociación y en las reuniones».
En declaraciones remitidas a medios de comunicación, ha incidido en que esto es «importante para alcanzar un acuerdo ambicioso, un acuerdo realista que facilite la transición hacia economías sin emisiones, economías resilientes en los países en desarrollo». Por ello, ha instado a que la Presidencia de la COP29 ponga cuanto antes un texto encima de la mesa que «sirva de base de negociación, que recoja esas posturas que son intermedias para construir ese objetivo, para definir bien en qué consiste y poner sobre la mesa una cantidad importante que ayude a ese objetivo del 1,5ºC y esa transición en otras economías».
No obstante, ha admitido partes importantes del texto, especialmente para los países en desarrollo al tratarse de «barreras que se llevan identificando muchos años» como «los temas de acceso al capital, cómo solucionar el acceso a inversiones y también los temas de deuda que también son señales que son necesarias en esta cumbre para que la reforma del sistema internacional responda a la financiación climática».
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