Así, el precio de la financiación al consumo ha oscilado en función de la modalidad de crédito elegida, con tipos del 7% en los bancos tradicionales frente al coste del 25% que se ha alcanzado para la financiación de las compras con tarjeta de crédito.
El encarecimiento de la financiación al consumo y del coste de las hipotecas, sumado al efecto de la inflación, ha provocado una “drástica” reducción de la renta disponible de las familias españolas y de la tasa de ahorro, que se situó en 2022 en el 7,2% de la renta disponible bruta, 6,6 puntos porcentuales menos que el año anterior.
La Agencia Negociadora avisa de que esta “situación límite” ha provocado que muchas familias afronten dificultades para cubrir sus pagos financieros, lo que ha supuesto que aumenten un 30,8% las solicitudes de operaciones de agrupación de créditos en el primer trimestre de 2023.
La agrupación de créditos permite reducir hasta un 68% el interés pagado por el conjunto de financiaciones, y así se ha consolidado como el procedimiento más eficaz para productos financieros cuya amortización es inalcanzable, como son las tarjetas ‘revolving’.
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