La exposición a riesgos sexuales en internet se ha convertido en una amenaza cotidiana para miles de adolescentes en España. Así lo advierte Save the Children en su informe ‘Redes que atrapan’, donde se detalla cómo las plataformas digitales, lejos de ser espacios seguros, se han transformado en canales de captación, manipulación y abuso. El estudio, basado en encuestas a más de mil jóvenes, pone cifras a un fenómeno que, a menudo, permanece oculto.
Internet y redes sociales: vehículos de la explotación sexual infantil
El informe, elaborado junto con la Asociación Europea para la Transición Digital, analiza cómo las tecnologías digitales no solo facilitan el contacto, sino que también perpetúan la violencia sexual contra menores. La difusión no autorizada de contenido íntimo, el ‘sexting’ sin consentimiento, la sextorsión o el uso de IA para crear contenido sexual son algunas de las formas detectadas.
En 2023 se registraron en España 4.896 denuncias por delitos cibernéticos contra menores; de ellas, 1.068 estaban relacionadas con delitos sexuales
Sin embargo, Save the Children alerta de que estas cifras apenas muestran “la punta del iceberg”, debido a la falta de denuncias y a la dificultad para detectar los casos ocurridos en el entorno digital.
Los agresores adaptan sus métodos según el perfil de la víctima
Los agresores utilizan tácticas diferentes según el género y el entorno digital. Mientras que los videojuegos online son el canal más frecuente para acceder a niños, las redes como Instagram, TikTok o YouTube se usan para contactar con niñas. Luego, el contacto se traslada a canales más privados como WhatsApp, Telegram o Discord.
En algunos casos, se recurre a técnicas más agresivas como el robo de imágenes íntimas mediante programas malignos, o falsas ofertas laborales en el mundo del modelaje o la publicidad. La finalidad: obtener contenido sexual para luego chantajear a la víctima.
Mayor exposición, mayor vulnerabilidad
Un dato alarmante del estudio es que todas las víctimas de explotación sexual digital habían compartido información íntima o personal en redes sociales durante su adolescencia. Entre quienes no han sido víctimas, este porcentaje desciende al 33,8%.
Las chicas reportan con mayor frecuencia haber sido presionadas para enviar imágenes íntimas: un 28,5% frente al 18,4% de los chicos
Entre los principales factores de riesgo, el informe destaca el uso intensivo de internet, la escasa educación digital y la falta de acompañamiento adulto. Además, los adolescentes suelen tener una falsa sensación de seguridad en los entornos online.
Prevenir antes que actuar: las recomendaciones de Save the Children
Para frenar esta creciente amenaza, Save the Children propone actuar desde la prevención. Entre sus propuestas:
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Realizar investigaciones específicas sobre violencia sexual digital.
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Garantizar una respuesta judicial especializada y adaptada a la infancia.
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Fortalecer la educación en ciberseguridad y privacidad desde edades tempranas.
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Acompañar activamente a los menores en su vida digital.