En un giro que podría redefinir el apoyo occidental a Ucrania, la Casa Blanca ha confirmado la suspensión de parte del suministro de armas a Kiev. La decisión llega tras el ataque aéreo más masivo ejecutado por Rusia desde que invadió el país en 2022, en un momento en el que el equilibrio de fuerzas vuelve a tensionarse y Estados Unidos replantea su política exterior.
Prioridad a los intereses nacionales, según la Casa Blanca
La portavoz de la Casa Blanca, Anne Kelly, declaró a la cadena CBS que la medida busca priorizar los intereses estratégicos de EEUU, tras un análisis del Departamento de Defensa sobre la asistencia militar global. «La fortaleza de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos sigue siendo incuestionable», aseguró Kelly, lanzando una velada advertencia: «Solo pregúntenle a Irán».
La suspensión incluye misiles Patriot, munición de precisión, misiles Hellfire y proyectiles lanzados desde F-16 y drones, según fuentes citadas por Politico
Aunque no se ha detallado oficialmente qué tipo de armamento dejará de suministrarse, los informes apuntan a una revisión significativa del apoyo a Ucrania en plena escalada bélica.
Preocupación por la disminución de las reservas militares
Una fuente del Gobierno estadounidense, también citada por CBS, afirmó que la principal preocupación detrás de la medida es el nivel decreciente de las reservas militares del país. Este punto ha generado inquietud dentro del Pentágono, que busca equilibrar el respaldo a Ucrania con la seguridad nacional.
El funcionario de Defensa Elbridge Colby, promotor de la suspensión, defendió que el objetivo sigue siendo «poner fin a esta trágica guerra», aunque reconoció que el Departamento de Defensa está adaptando su enfoque para no comprometer la preparación militar de EEUU.
Antecedentes de tensiones entre Trump y Zelenski
La suspensión de ayuda militar no es un hecho aislado. En marzo, tras una tensa reunión entre Donald Trump y Volodimir Zelenski, la Casa Blanca pausó la ayuda militar ya aprobada por la Administración Biden. Aunque esta pausa fue breve, mostró los primeros signos de cambio en la política estadounidense hacia Ucrania bajo la presidencia de Trump.
Posteriormente, a finales de abril, Washington y Kiev alcanzaron un controvertido acuerdo que otorgaba a EEUU acceso a las reservas minerales ucranianas, lo que abrió nuevas dinámicas en la relación bilateral.