La política comercial de EEUU experimenta un giro radical. En medio de un clima de tensión internacional, el gobierno de Donald Trump ha iniciado negociaciones con más de un centenar de países para redefinir los términos del comercio y los aranceles. El endurecimiento hacia China y las nuevas tarifas globales marcan el inicio de una etapa proteccionista que impactará en los mercados internacionales.
Washington dialoga con 130 países
Kevin Hassett declaró en CNN que actualmente 130 países han mostrado su disposición a dialogar sobre las nuevas condiciones comerciales. Según el funcionario, las conversaciones buscan ajustar los términos de intercambio en un marco de «reciprocidad» tras décadas de «abusos» comerciales, según la administración Trump.
Estados Unidos ha establecido un arancel mínimo del 10% para todas las importaciones, intensificando así su estrategia comercial proteccionista
Nuevas tarifas y medidas contra el déficit
Desde el 5 de abril, EEUU aplica un arancel base del 10% sobre todas las importaciones. A partir del 9 de abril, este porcentaje aumentó para aquellos países con los que Washington mantiene los mayores déficits comerciales. Además, el presidente Trump impuso un gravamen del 25% a los automóviles, camionetas ligeras y autopartes extranjeras, invocando razones de «seguridad nacional».
En un intento de aliviar tensiones, Trump anunció una pausa de 90 días para más de 75 países que accedieron a negociar y evitaron represalias comerciales.
La disputa comercial con China se intensifica
En paralelo a las negociaciones globales, la Administración Trump ha escalado su ofensiva contra China. Inicialmente, los productos chinos soportaban un arancel total del 54%, que luego fue incrementándose progresivamente hasta alcanzar un 145%.
China respondió con contramedidas a cada aumento arancelario, generando una creciente guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo
El canciller chino Wang Yi criticó la política arancelaria de EEUU en una entrevista con la agencia Sputnik, calificándola de «infundada» y advirtiendo sobre su impacto negativo en los mercados globales y la reputación de Washington.