Gowex se quita la careta: cuentas falsas y concurso de acreedores

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Gowex se quita la careta: cuentas falsas y concurso de acreedores

Jenaro García, Consejero Delegado de Gowex

El hasta hoy mismo presidente de Gowex lo ha reconocido. Al menos en los últimos cuatro años falseó las cuentas de la tecnológica a un punto tal que la compañía pide el concurso de acreedores y renuncia a volver al MAB. El que ya muchos conocen como el ‘escándalo Gowex‘ se ha convertido en una ratonera para los accionistas de la compañía. La tecnológica ha reconocido que las cuentas de sus últimos cuatro años son una farsa y acto seguido ha solicitado un concurso de acreedores que impedirá su regreso a cotización, congelando las carteras de sus inversores.

Un hecho relevante remitido con nocturnidad a los supervisores del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) del que Gowex fue alumno aventajado ha dado cuenta de la situación de la compañía. Apenas unas horas después de haber anunciado que PwC realizaría una profunda auditoría forense de sus balances y finanzas, el presidente y consejero delegado de la compañía se ha derrumbado ante sus colegas consejeros y ha reconocido que «las cuentas de la sociedad de, al menos, los últimos cuatro años no reflejan su imagen fiel» y ha asumido toda «la autoría de esta falsedad».

Así queda recogido en el comunicado que Gowex ha enviado a sus mentores del MAB a las 04:54 horas de la madrugada de este domingo. La situación es tan crítica que en la misma reunión de consejo, celebrada el pasado sábado 5 de junio, se revocó de todos sus poderes y delegación de facultades a su antiguo líder, Jenaro García Martín, que ha dimitido de todos sus cargos. «Perfecta mañana para salir a correr», decía desde su cuenta en una conocida red social el pasado viernes. Desde entonces, ningún mensaje más.

«¿Salir corriendo con el dinero?», le preguntaban algunos internautas enfurecidos con la situación de la compañía ya por aquel entonces. Y es que, la distorsión de cuentas es tal que una de las primeras medidas que se ha tomado tras la confesión de García Martín es solicitar el concurso voluntario de acreedores mientras los de PwC desentrañan cuál es el estado financiero real de la compañía de internet WiFi. Los consejeros de la firma creen que es más que probable que no sea capaz de «hacer frente a sus deudas corrientes a su vencimiento» e incluso ya barajan la toma de otras iniciativas. Sin embargo, por el momento, ni una sola palabra sobre eventuales acciones legales contra el hasta ayer máximo responsable de «la charada Pescanova», como la denominaba el informe de Gotham City Research que ha desencadenado la puesta en orden y declive de la compañía.

Aunque Gowex se alzó con varios premios de reputación en España y Europa en los últimos meses, siendo galardonada incluso como una de las mejores pymes cotizadas de todo el Viejo Continente, desde que se publicó el citado informe eran cada vez más los analistas que se mostraban críticos con la compañía. Uno de los puntos que más recelos y ampollas ha levantado es el que se refiere a quién tenía encomendada la tecnológica la auditoría de sus, ahora se sabe, hinchadas cuentas. Un pequeño despacho del centro de Madrid con el nombre de M&A Auditores cuyo contacto principal «usaba un correo electrónico de Gmail para dar su visto a las cuentas», según han comentado varios analistas a este portal.

Los especuladores de Gotham, que han jugado sus cartas en la compañía y por eso la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se ha lanzado a investigar posibles prácticas de abuso de mercado, valoraban las acciones de Gowex a cero euros. De momento, antes de su cautelosa suspensión aguantaban aún un precio de 7,92 euros por acción. Ahora, el esperado regreso al parqué de la compañía no tendrá lugar este lunes con el batacazo que los analistas auguraban.

Su partida, al más puro estilo de lo que ocurrió con Pescanova, es precipitada y condena a sus inversores a un limbo del que no podrán librarse hasta que se levante la suspensión una vez que la compañía pudiera poner en orden sus finanzas y, llegado el caso, estipular el correspondiente convenio de acreedores si los forenses de PwC consideran que el concurso es más que voluntario necesario. Un proceso que se promete al menos tan largo como el de la piscícola gallega y del que sólo podrán librarse, asumiendo grandes pérdidas quizá, sus más grandes inversores empleando mercados especiales de negociación vetados para unos minoristas que ya comenzaban a ponerse en pie de guerra en foros especializados de inversión.

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