Los bancos habrían pedido unas determinadas condiciones para participar en este instrumento que, según señalan fuentes del mercado, difícilmente podrá aceptar el Gobierno. El ‘proyecto Midas’, que pasa por la creación de un ‘banco malo’ que permita a los bancos capitalizar la deuda de las empresas insolventes está suponiendo un quebradero de cabeza para el ministro de Economía Luis De Guindos. Las entidades habrían pedido unas determinadas condiciones para participar en este instrumento que, según señalan fuentes del mercado, difícilmente podrá aceptar el Gobierno.
El diario Cinco Días avanza hoy que los bancos habrían exigido al Gobierno que la conversión de una parte de la deuda en capital permita recalificar los créditos restantes como riesgo normal, en vez de dudoso o subestándar, un movimiento que permitiría liberar las provisiones ya dotadas. No obstante, convertir a los bancos en accionistas de las empresas con problemas obligaría por otro lado a las entidades a reforzar su balance como contrapartida al riesgo de las nuevas participadas.
Otra reclamación de la banca es que si la empresa termina en concurso de acreedores a pesar de todo, su participación vuelva a considerarse deuda, a efectos de recuperar su posición en la cola de cobro. La idea pasaría por que las entidades aporten la deuda a un vehículo de inversión (el ‘banco malo’) que sería el accionista de la compañía, y al que se intentará atraer al capital riesgo para soportar parte del peso.
Además, ElConfidencial.com apunta una nueva reclamación, que se modifique la Ley de OPA, que actualmente exige que una empresa presente una oferta por el 100% del capital de otra cuando supere el umbral del 30% de las acciones si se trata de una cotizada.
En ese sentido, los analistas de Banco Sabadell señalan en un informe que la nueva ley “será positiva”, ya que “permitirá agilizar la negociación de acreedores”. No obstante, avisan estos expertos, a su juicio “será difícil que se aprueben las peticiones del sector”.
Tal y como ya publicó ElBoletin.com, para poder acogerse a esta normativa, las empresas en problemas deberán presentar Ebitda positivo y la desinversión de la banca se deberá producir en un plazo máximo de entre cinco y siete años.
Según comentan otras fuentes del sector, si las entidades financieras comienzan a entrar en el capital de sus clientes morosos, canjeando sus deudas por capital, el primer impacto positivo será una “inmediata reducción” de la tasa de morosidad en un segmento como el de las pymes, donde se encuentra disparada desde que se inició la crisis.
Otro aspecto positivo es que los bancos tendrán mayores posibilidades de recuperar su dinero si las empresas siguen en funcionamiento, que con un proceso de quitas o refinanciaciones.
No obstante, los expertos recuerdan que la medida no implicará una solución a los problemas o una mejora real de la mora, sino más bien un “ganar tiempo” para estas compañías, ya que, en caso de que finalmente terminasen por caer, las pérdidas acabarían repercutiendo igualmente en los balances de las entidades.







