¿No entendía su recibo de la luz? Pues prepárese para lo que viene porque la nueva factura será aún más complicada de entender (si eso es posible). En los últimos meses el Gobierno ha puesto patas arriba el recibo de la luz tras intervenir los precios para evitar el ‘tarifazo’ de enero, improvisar una nueva tarifa, poner fin al sistema de subastas para fijar precios y cambiar el peso de los componentes del recibo. Pero la pregunta clave es: ¿pagaremos más o menos?
Esa es la gran incógnita. En principio los consumidores se ahorrarían los costes financieros de las subastas. Según los cálculos del Ministerio de Industria esto podría suponer una rebaja anual del precio de la luz del 3% en un año y que se empezará a notar a partir de mayo, cuando el nuevo sistema esté plenamente vigente. Sin embargo, a pesar del optimismo oficial, dependerá de cómo evolucionen los precios en el mercado mayorista (‘pool’) que es extremadamente volátil.
La media que marca el ‘pool’ en lo que va de año ronda los 30 euros desde los picos de 100 euros que se marcaron en diciembre –el día 25 de ese mes, los precios llegaron a pasar de los 5 euros a los 97-, un 1.840% más. Esta madrugada, por ejemplo, el precio ha llegado a marcar cero euros por la cantidad de energía eólica que se vertía en la red.
En este sentido, Jorge Fabra, presidente de Economistas Frente a la Crisis, afirma en una entrevista en la Cadena Ser que podrían producirse diferencias notables en los precios en función de cuánta energía renovable se vierta al sistema. “Cuando funcionen más, bajarán los precios del mercado; cuando funcionen menos, pagaremos más”, señala Fabra, que fue presidente de Red Eléctrica y consejero en la Comisión Nacional de la Energía.
La Asociación Empresarial Eólica (AEE) destaca la importancia del sector en la formación de precios, sobre todo en los meses de invierno, de elevada eolicidad. En enero por ejemplo, con una generación eólica récord de 6.628 GWh, el precio del mercado diario bajó hasta los 33,97 euros MWh, el más bajo registrado en el primer mes del año desde 2010.
Pese a ello, Fabra afirma que el mercado mayorista sigue estableciendo precios que se sitúan “muy por encima” de los costes medios de producción.
Pero estos no son los únicos cambios, el Gobierno también ha modificado la estructura del recibo y decidió subir la cuota fija del recibo de la luz, la que se paga en función de la potencia contratada, que ha pasado en un año de representar el 35% de la parte regulada del recibo a suponer el 60%. Consecuentemente, la parte variable, la que se abona en función del consumo de luz, ha pasado del 65% al 40% en ese mismo periodo.
El resultado de esta modificación es que cuanta menos electricidad se consume, mayor es el impacto del alza de la cuota fija y más sube la factura final. Y, en cambio, cuanta más electricidad se consume, la subida del fijo se diluye, e incluso puede suponer un ahorro para los clientes que más gastan. Para la inmensa mayoría de los consumidores (los que tienen contratados una potencia inferior a los 10 kw) la cuota fija ha aumentado desde el pasado 1 de febrero un 20%, mientras que el componente de consumo se reduce un 17%.
El Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor, la antigua Tarifa de Último Recurso (TUR) que marca el precio de la luz al que pueden acogerse 16 millones de consumidores domésticos, consta de dos partes: los peajes de acceso –la parte regulada del recibo, que fija el Gobierno y que tiene con un peso en torno al 55% del total- y la parte liberalizada que se calcula por el coste de la energía.
