La fusión de Unicaja y Caja España-Duero vuelve a estar sobre la cuerda floja, cuando apenas queda una semana para que termine el plazo otorgado por Bruselas para alcanzar un acuerdo.
Según publica Leonoticias.com, las nuevas sombras sobre el proceso surgen de la decisión de Unicaja de solicitar cerca de 400 millones en ayudas públicas garantizadas con el fin de hacer frente a los posibles imprevistos generados por la fusión, en lo que se refiere a los activos inmobiliarios de Caja España-Duero y sus preferentes en circulación.
En caso de que no haya acuerdo, Caja España-Duero será nacionalizada por el FROB, al igual que Bankia, Novagalicia y CatalunyaCaixa.
El presidente de Unicaja, Braulio Medel, está demostrando ser un duro negociador en su tira y afloja con Bruselas en el marco de la fusión con Caja España-Duero. Quizás alertado de las desagradables sorpresas que en su día se llevaron Enrique Goñi y Carlos Egea en los procesos de Banca Cívica y BMN, respectivamente, no quiere dejar nada al azar.
Uno de los puntos candentes del acuerdo son las preferentes y deuda subordinada de Caja España-Duero, que, de cerrarse el proceso, serán canjeadas por acciones de Unicaja, aunque aún se desconoce la quita que se les impondrá a los tenedores. De este modo, los cerca de 15.000 afectados por las preferentes de la andaluza pasarían a ser accionistas de la andaluza.
Medel también estaría presionando para que queden fuera los riesgos de la Sareb, ante el temor de que de que en el futuro tenga que devolver dinero al banco malo si éste encuentra “vicios ocultos” en los activos traspasados por su socia, según publicó Elconfidencial.com.
