Las cinco cajas de menor tamaño que se unieron a Bancaja y Caja Madrid en el proceso que dio lugar a la formación de Bankia no están de acuerdo ni con la valoración otorgada a sus activos ni con los planes desvelados por el nuevo presidente de la cotizada y su matriz, BFA, para el futuro de ambas compañías. Y estudian llevar a cabo acciones legales para defender sus intereses.
La noticia saltó a los medios de comunicación ayer por la tarde tras la asamblea de Caja Rioja, una de las entidades que forman parte de este quinteto en el que también figuran Caja de Ávila, Caja Segovia, Caixa Laietana y La Caja de Canarias. El presidente de la caja riojana Juan Antonio Fernández-Velilla, cifro la pérdida patrimonial experimentada por esta entidad en 118 millones de euros y aseguró que «el grado de deterioro de nuestros activos era inferior al del resto de cajas».
Para Fernández-Velilla este aspecto estaba tan claro que el propio BFA había abierto un procedimiento arbitral contra Bancaja porque se dudaba de la verdadera calidad de los activos aportados, sobre todo en lo relacionado con el Banco de Valencia. Ese desfase provocó que la caja valenciana tuviera una participación superior en la entidad resultante que la que debería haber tenido.
El presidente de la caja riojana reveló también que las cinco cajas pequeñas de Bankia han contratado ya a un despacho de abogados para estudiar acciones legales encaminadas a exigir «las responsabilidades e indemnizaciones que convengan». Aunque matizó que después de la consulta, «cada caja tomará luego sus decisiones».
