El pasado 11 de mayo, el ministro de Economía, Luis De Guindos, cifró en 15.000 millones de euros las ayudas públicas necesarias para completar la reforma financiera. Apenas dos semanas después, el rescate de Bankia ya ha superado con creces todas las estimaciones.
El banco que preside José Ignacio Goirigolzarri reconoció el viernes un agujero de 19.000 millones de euros, que será cubierto en su totalidad por el Estado. Esta cifra se suma a los 4.465 millones de euros del crédito otorgado hace dos años por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que se convertirán en acciones del banco una vez que se complete la valoración de Bankia.
Pero no sólo la cifra de Bankia supera con creces el importe estimado para el conjunto del sector, sino que el modelo de recapitalización tampoco obedece al que había planteado De Guindos. El titular de Economía señaló que en los casos en que existiese una carencia de capital, el Estado inyectaría fondos públicos a través de bonos convertibles contingentes (CoCos) que exigirán “un interés superior al que el Tesoro está pagando en los mismos, que estará en el entorno del 10%”.
Sin embargo, esta segunda ronda de ayudas de Bankia se realizará previsiblemente a través de bonos de deuda pública emitidos por el Tesoro o el FROB. Con esta medida, el Gobierno se evita que el rescate complique aún más los objetivos de déficit, y al mismo tiempo, Bankia podrá obtener liquidez acudiendo directamente con estos bonos al Banco Central Europeo (BCE), con lo que la institución que preside Mario Draghi se convertiría de un modo indirecto, en el rescatador del banco.
Este mecanismo, que el Gobierno incluyó en su decreto de la reforma financiera, ya se ha utilizado en otros países europeos, como Alemania o Irlanda, durante la crisis, por lo que se da por hecho que el BCE no pondrá trabas al plan.
