Las operadoras tendrán que invertir 800.000 millones de dólares (unos 594.000 millones de euros) en los próximos cuatro años para poder cubrir la demanda de banda ancha para dispositivos móviles, según afirma el principal lobby del sector, GSMA. Esta inversión será necesaria para mejorar la infraestructura física y el espectro para que puedan soportar el nuevo estándar 4G o LTE.
Para un sector, que según los cálculos, genera unos ingresos de 1,5 trillones de dólares al año, y que invierte 200.000 millones en este tipo de infraestructura cada ejercicio, no es una cifra tan desmesurada.
Franco Bernabè, CEO de Telecom Italia y presidente del grupo GSMA, ha señalado, en declaraciones al diario Financial Times, que los operadores deben cooperar “desde un punto de vista técnico” con fabricantes y las empresas de Internet que generan grandes cantidades de datos, puesto que tanto unos como otros son los que copan la escasa banda ancha disponible actualmente.
En 2012 habrá por primera vez más líneas móviles que personas en el mundo, pero la GSMA estima que en 2015 ascenderán a 9.000 millones, por lo que la mejora de la infraestructura es imprescindible.
Hoy en día, las líneas de banda ancha móvil alcanzan los 1.000 millones, lo cual significa que la séptima parte de la población mundial usa smartphone u otros dispositivos con conexión a Internet, pero esta cifra, según GSMA crecerá hasta los 2.500 millones en 2015, debido a una expansión sin precedentes en el mercado gracias a los terminales de iOS, Android y Windows Phone.
El problema con esta tendencia, según señala, es que exige fuertes inversiones pero no genera tantos ingresos como las líneas de voz en el pasado. En el futuro rentabilizarán estas inversiones los servicios emergentes como el NFC: la GSMA considera que habrá 1.500 millones de dispositivos con esta tecnología de pago en 2015, que generarán transacciones por valor de 50.000 millones de dólares.







