El estallido de la burbuja inmobiliaria y la llegada de la crisis económica global hace ya cuatro largo años ha supuesto también el fin del dominio que ejercieron los señores del ladrillo sobre el tejido productivo español. Aunque la estrategia, ya agotada, de hacerse con el control de empresas rentables por medio del apalancamiento y sin lanzar opas por el 100% aún da sus últimos coletazos en la lucha que la ACS de Florentino Pérez mantiene por tomar el control de Iberdrola.
Por ahora, el éxito de Pérez en el empeño es escaso, a pesar de que posee el 20% de la compañía. Para conseguirlo ha elevado la deuda de la constructora que preside hasta los 7.000 millones de euros, aunque otras estimaciones que incluyen activos no consolidados como los eólicos elevan esta cifra a10.000 millones.
Ante esa realidad, Pérez ha puesto en marcha todo tipo de tácticas para diluir ese alto endeudamiento en las cuentas. Como la toma de control de Hochtieff, una dura y complicada operación que tenía como primer objetivo consolidar las cuentas de la empresa alemana para aumentar el perímetro de beneficios, pero que, según muchos expertos, terminará con una venta sustanciosa de los mejores activos de la empresa teutona para amortizar deuda.
Esta línea de acción vender activos, más o menos propios, también ha sido usada con participadas como Abertis.
