A pesar de que todas las cajas rurales superaron con nota las pruebas de solvencia realizadas por el Banco de España la semana pasada, la institución que dirige Fernández Ordóñez no quiere correr riesgos de cara al futuro. Una vez que ya han quedado las cartas sobre la mesa en el caso de las cajas, el supervisor presiona a las cooperativas, cuyos recursos suponen apenas un 5% del total del sector, para que se fusionen.
A diferencia de cajas de ahorros y bancos, ninguna de las más de 70 cajas rurales que existen en la actualidad en España necesitan capital adicional para alcanzar los nuevos requisitos de solvencia. Sin embargo, tal y como han señalado a EL BOLETÍN fuentes conocedoras de la situación, al BdE le preocupa que estas entidades “sean pequeñas, y estén agrupadas en un sector muy atomizado”. “A medio plazo”, comentan estas mismas fuentes, el objetivo es que las cooperativas de crédito “aumenten su tamaño” vía fusiones para poder afrontar crisis futuras desde una posición de “mayor solvencia y eficiencia”.
La institución que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez pretende que el número de entidades se reduzca hasta algo más de dos docenas. Además, el BdE exigirá que, a diferencia de lo que ha ocurrido en el caso de las cajas de ahorros, el método utilizado para las integraciones sea el de las fusiones tradicionales.
Aunque de momento “no se vetarán” integraciones hechas a través de sistemas institucionales de protección (SIP), sí se requerirá que estas fusiones frías se vean “reforzadas”. En otras palabras, el supervisor sólo dará luz verde a los SIP en los que se mutualice el 100% del negocio bancario, la solvencia sea compartida, y el contrato de integración sea a largo plazo. Por el momento, parece que las cajas rurales comienzan a hacerle caso.
Ayer mismo, la asamblea general de la Caja Rural de Ciudad Real aprobó “por unanimidad” la fusión con las rurales de Cuenca y Albacete en el nuevo proyecto de Globalcaja, que tiene previsto comenzar su andadura en mayo y con vocación regional, según la entidad.
La negativa a mutualizar los resultados es una de las razones de que no llegara a buen puerto Solventia, el SIP que pretendían realizar ocho cooperativas a imagen de la reestructuración de las cajas de ahorros.
