Los inversores internacionales quieren créditos de las entidades sanas para invertir en el ‘banco malo’

Economía

Los inversores internacionales quieren créditos de las entidades sanas para invertir en el ‘banco malo’

El Gobierno incrementa los esfuerzos para que los inversores privados internacionales entren en la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), verdadero nombre del ‘banco malo’. Sin embargo, cada vez encuentra más problemas: a los ya conocidos sobre el precio de los activos, se une ahora la exigencia de financiación, que correría a cargo de la banca sana.

El director general del Fondo de Reestructuración Ordenada bancaria (FROB), Antonio Carrascosa, ha mantenido ya encuentros con inversores internacionales, pero éstos le han hecho saber que entre una de sus principales condiciones para invertir en el ‘banco malo’ pasa por que las entidades sanas les otorgará financiación para poder realizar esta inversión.

Esta exigencia añade aún más problemas al ministro de Economía, Luis De Guindos, que ya ha encontrado suficientes reticencias de los grandes bancos españoles (Santander, BBVA y La Caixa) en otorgar su apoyo al proyecto.

Por si fuera poco, los inversores internacionales tampoco se fían de la valoración que hará de los pisos el Banco de España, por lo que prefieren tener un contacto directo con los promotores, ya que consideran que conocen mejor sus productos. La gran incógnita del proceso sigue siendo el precio de transmisión de los activos inmobiliarios a la sociedad, y que se espera que se resuelva en las próximas semanas a pesar de que el Gobierno está siendo sometido a fuertes presiones de todos los actores implicados.

Tanto si el Banco de España se pasa como se queda corto, podría causar graves perjuicios y un agravamiento de la crisis. Por un lado, si el precio que se paga por los activos inmobiliarios resulta demasiado generoso, el ‘banco malo’ posteriormente se vería obligado a venderlos a un precio inferior e incurrir en pérdidas, por lo que los inversores no se arriesgarán a invertir en él, a pesar de que el negocio en principio se plantea para obtener rentabilidad a largo plazo, de entre 10 y 15 años. Por otro lado, si se paga un precio inferior al que aparece en los balances de los bancos, serán estos los que deberán asumir pérdidas contables.

En el caso de que ningún inversor internacional se acerque finalmente al ‘banco malo’, el Ejecutivo presionará para que sean los bancos sanos los que acaben invirtiendo. Por ello, y en un nuevo intento para atraer al proyecto a Santander, BBVA y La Caixa, se permitirá que estas entidades paguen las acciones de esta sociedad con sus propios activos inmobiliarios.

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