La Fundación Finsalud promueve un estudio sobre los efectos en la salud de la estafa de las participaciones preferentes. Casi un 90% de los afectados por las preferentes reconoce tener una salud regular y mala y cerca de un 100% siente algún dolor, de acuerdo con las conclusiones preliminares de un estudio que podría abrir la puerta a que el colectivo sea compensado no sólo con la devolución de sus ahorros, sino también por los daños a su salud.
Así lo explicó ayer Milena Gobbo, psicóloga y miembro del comité científico de Finsalud, que fue la encargada de presentar ante un nutrido grupo de afectados por las preferentes el Proyecto Finanzas y Salud, promovido por la Fundación Finsalud, la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) y la Asociación en Defensa de los Accionistas de Bankia (Adabankia).
El estudio tiene como objetivo determinar en qué grado los fraudes bancarios han afectado a la salud de las personas que los padecen, y está siendo desarrollado por personal médico e investigadores especializados en el ámbito de la salud y cuenta con la autorización del Comité de Ética del Hospital La Paz de Madrid.
Tal y como ha explicado Gobbo, al inicio del estudio escuchó “historias espeluznantes, que en conjunto hacen que tenga mucho sentido la pregunta: cómo afectan a la salud los fraudes financieros”. Para la psicóloga, el “abuso de confianza” es clave en estos casos, que acaban causando un perjuicio en tres ámbitos: los obvios problemas económicos que causa la pérdida de los ahorros; estrés, que provoca una caída de la autoestima, aislamiento social o conflictos con la familia; y cambios de comportamientos saludables, como trastornos del sueño o el aumento del consumo de alcohol o tabaco.
De acuerdo con los datos preliminares del estudio, que se irá desarrollando en los próximos meses, casi el 90% de los encuestados reconoce tener una salud regular o mala, frente a un 20% en grupos de edad comparables. “No es una cuestión de edad, sino de estar afectado”, ha explicado Gobbo, que ha puesto también sobre la mesa que apenas un 20% de los afectados duerme más de siete horas. Asimismo, casi el 100% tiene algún dolor, sobre todo en el cuello o en la espalda, donde suele acumularse la tensión.
Con los datos disponibles hasta el momento, las conclusiones apuntan a que los afectados por las preferentes tienen peor salud física y mental, sufren con mayor frecuencia trastornos del sueño y, en resumen, tienen peor calidad de vida, ha apuntado.
El objetivo del estudio es demostrar una relación causa-efecto entre la estafa de las preferentes y los problemas de salud, que podría acabar traduciéndose también en una compensación. En ese sentido, Fernando Zunzunegui, patrono de la Fundación Finsalud y abogado especializado en regulación financiera, ha explicado que “cuando uno sufre un daño tiene derecho a que se le indemnice de las pérdidas”. “Pero hay otro aspecto, que es el daño a la salud”, ha recordado, para añadir que “cada una de las personas afectadas debe ser indemnizada”.
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