La compañía de almacenamiento en la nube Dropbox se estrenará este viernes en la Bolsa neoyorquina a un precio de 21 dólares por acción, por encima del último rango previsto de entre 18 y 20 dólares por título. Su llegada al Nasdaq se produce en plena tormenta por el escándalo de la fuga de datos de Facebook, que ha sacudido al índice tecnológico: acumula una caída superior al 4% respecto al cierre del pasado viernes, antes de que saltara a la luz el caso.
El selectivo se despidió ayer en los 7.166,68 puntos, su cota de cierre más baja desde el 14 de febrero, cuando finalizó la negociación en los 7.143,61 puntos. Las acciones de la red social se han dejado en estos cuatro días en torno a un 12% de su valor y han arrastrado a muchas compañías del sector.
Además, Wall Street sufre estos días la escalada del conflicto comercial entre EEUU y China. La batalla comercial está teniendo un fuerte eco en los mercados y ayer el Dow Jones cayó un 2,9%, mientras que el Nasdaq cedió un 2,4%.
Finalmente, pese a que se había fijado un precio más bajo, Dropbox debutará en el parqué con in precio de 21 dólares por acción, por lo que alcanzará una valoración de 9.200 millones de dólares (más de 7.400 millones de euros), una cifra mejor a la esperada, pero aún por debajo de los 10.000 millones (unos 8.100 millones de euros) en los que había sido valorada en su última ronda de financiación, en el año 2014.
La compañía colocará 36 millones de acciones ordinarias de clase A, con las que espera recaudar unos 756 millones de dólares (613 millones de euros) en su estreno bursátil, lo que la convierte en el mayor debut tecnológico en un año, desde la salida de Snap, la matriz del servicio de mensajería instantánea Snapchat.
En unos días, el 3 de abril se producirá una de las salidas bursátiles más esperadas de 2018, que también está relacionada con el sector tecnológico la de Spotify. Este debut bursátil captará todas las miradas no sólo por la popularidad de la compañía sueca, sino porque se hará bajo una fórmula muy inusual en el parqué neoyorquino. En vez de emitir nuevas acciones y acudir a entidades colocadoras para distribuirlas entre los inversores interesados, la empresa empezará cotizar directamente y fijará su precio en función de la oferta y la demanda, una operación conocida como ‘direct listing’.
