El pasado miércoles, agentes de la Policía irrumpieron en el domicilio de uno de los sospechosos en Dunkerque, tras recibir información de un familiar preocupado. La rápida actuación permitió frustrar un ataque inminente y evidenció la radicalización de uno de los detenidos, quien había jurado lealtad a Estado Islámico.
Redada en Dunkerque: explosivos y juramento a Estado Islámico
La operación se saldó con el hallazgo de un chaleco explosivo, petardos utilizados como ensayo y un manuscrito con la baya o juramento de lealtad a Estado Islámico. El principal sospechoso, de 19 años y nacionalidad francesa, fue arrestado en su domicilio.
Según las fuentes, este joven era muy activo en redes sociales, donde defendía el terrorismo y mostraba armamento. A pesar de su evidente radicalización, no figuraba en el Fichero de Tratamiento de Indicios para la Prevención de la Radicalización de Carácter Terrorista (FSPRT), aunque sí contaba con antecedentes por drogas. Tras su detención, alegó que simplemente estaba interpretando una vida como yihadista.
La rápida intervención policial evitó un atentado inminente en lugares públicos o judíos, según la Fiscalía
Cargos presentados y perfil de los detenidos
Dos de los arrestados, incluido el más joven, han sido acusados de conspiración terrorista y posesión de explosivos. El tercer detenido enfrenta cargos por no denunciar un crimen terrorista. Se investiga su conocimiento de los planes y su omisión de alerta a las autoridades.
El principal sospechoso había mencionado en conversaciones que los objetivos del atentado serían lugares públicos o zonas frecuentadas por la comunidad judía.
Los otros dos implicados son conocidos del joven de 19 años: uno estaría directamente involucrado en el plan, mientras que el otro conocía sus intenciones pero no las comunicó.
Dispositivo conjunto de las fuerzas de seguridad
La operación fue llevada a cabo por efectivos de la Subdirección Antiterrorista, la Policía Judicial de Lille, la Dirección General de Seguridad Interior y el equipo especial RAID. La coordinación entre los distintos cuerpos fue clave para neutralizar la amenaza antes de que se materializara.
Este suceso se enmarca en un contexto de máxima alerta antiterrorista en Francia, que desde hace meses refuerza su vigilancia sobre posibles acciones yihadistas, especialmente tras la amenaza persistente de grupos radicales.