Una situación o escenario, palabrita de moda en boca de los especialistas sea cual fuere su contenido laboral, como nunca antes en más de seis décadas de gobierno socialista para fomentar el descontento popular, una vieja receta expedida en Washington muchos años atrás.
Hoy por hoy se juegan los destinos de una revolución iniciada en 1959. Los últimos acontecimientos así lo confirman y el mejor botón de muestra hay que encontrarlo en los diversos episodios ocurridos frente al Ministerio de Cultura y la creación de ciertos grupos y personajes contestatarios que han recibido desmedida promoción en medios internacionales.
Cualquier observador que se acerque, sin guía acompañante, a las redes sociales podrá comprobar que se trata de una lidia muy seria y definitoria entre los partidarios de un sistema, de sus actuales dirigentes y en cancha contraria los enemigos y adversarios internos y externos.
Y ahí están los círculos o ceritos definitorios como credenciales de un modo de pensar y actuar. Los de un bando, encerrados bajo la consigna fidelista de Patria o Muerte; mientras que los otros, en Patria y Vida al calor de una composición musical ciento por ciento facturada en estudios miamenses.
Momentos de suma tensión-atención. Una siesta algo prolongada y nos tendrán que contar lo que sucedió. Pocas guerras se han ganado enfrentando consignas versus consignas. La de ahora mismo no aplica. Más oídos y pies sobre la tierra. Credibilidad y confiabilidad es lo que precisa el “escenario.”.
