Los twitteros se han quedado hoy alucinados al descubrir el documental ‘I Believe I Can Fly’ y lo han convertido en un trendig topic no apto para cardiacos ni para quien sufra de vértigo.
El documento gráfico del cineasta Sebastién Montaz-Rosset, que se rodó el pasado verano en los espectaculares acantilados de los fiordos noruegos, narra la experiencia de Tancrede y Julien, dos jóvenes franceses pioneros en el highlining, un deporte extremo consistente en hacer equilibrios sobre una tirolina a grandes alturas.