Barrio Rojo, la revuelta de los devotos de Santa Clandestina

Notas Alternativas

Barrio Rojo, la revuelta de los devotos de Santa Clandestina

Rojo Cancionero

Luis Farnox, Angel Petisme y Rojo Cancionero presentan un espectáculo conjunto que hermana dos generaciones de canción comprometida. Algunos arribistas y recientes descubridores de la gran canción política anglosajona, desde Pete Seeger a Billy Brag, quizá debieran reparar con más frecuencia en lo que se cuece justo en el mismo país donde viven. Entonces, quizá, se daría de bruces con Barrio Rojo.

Este grupo bien avenido, al menos por ahora, es un proyecto conjunto que impulsan los veteranos de Barrio Andante, ya saben la última iniciativa común de Luis Farnox y Angel Petisme, junto a sus ‘sobrinos’ Salvador Amor y Gabriel Ortega, los componentes de Rojo Cancionero.

A los cuatro les unen muchas cosas, entre otras, la devoción común que sienten por ‘Santa Clandestina’ esa santa callejera a la que Farnox compuso una memorable canción de combate y su decidida apuesta por la música comprometida y de contenido social, incluso en esos tiempos no tan lejanos en que eso ya no estaba bien visto.

En este momento de ‘impasse’ político, no acto para cardiacos impacientes, cuando los mensajes se entrecruzan y la confusión se instala, las voces y las canciones de estos cuatro compinches son el perfecto antídoto contra ciertas dudas existenciales que, quizá -sólo quizá-, sólo benefician a un sector muy concreto de la población.

Ahora que los activistas parecen haber abandonado las calles y algunos de ellos empiezan a sentarse en los despachos, tal vez, como en épocas pasadas, desde las esferas políticas habituales se pretenda enterrar de nuevo estos cánticos, para dar paso a otras opciones, más frívolas y adecuadas para aletargar conciencias.

Pero, como demuestran otros francotiradores del género del estilo del ’Niño de Elche’, también en las pistas de baile y las secuencias electrónicas puede haber un espacio para que suenen los cantos de combate. Esos que están ahí, para recodarnos de qué va de verdad todo esto.

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