Lucio, Lhardy, Botín y La Posada claman contra el plan de Carmena de cerrar el centro al tráfico

Sociedad

Lucio, Lhardy, Botín y La Posada claman contra el plan de Carmena de cerrar el centro al tráfico

Paseo del Prado en Madrid sin tráfico

Estos hosteleros aseguran que ya han notado la anulación de reservas desde que en septiembre se restringió la entrada de vehículos los domingos entre Atocha y Cibeles. El plan del Ayuntamiento de Madrid de cerrar al tráfico todo el distrito Centro ha causado indignación en cuatro de los restaurantes más emblemáticos de la capital: Lhardy, Botín, Casa Lucio y La Posada de la Villa. El diario ABC ha recogido el testimonio de los responsables de estos “templos gastronómicos” y ha encontrado una postura común en contra de esta iniciativa planteada por Manuela Carmena.

Según explica este periódico “no los hemos juntado adrede, pero todos han reaccionado de la misma manera: cerrar el tráfico todo el distrito Centro (…) es nefasto”. Además, critican que se adopte una decisión de tal magnitud sin consultar a los afectados.

Daniel Marugán Novo, séptima generación de Lhardy (Carrera San Jerónimo), señala que desde que a finales de septiembre, cuando se cortó el tráfico los domingos entre Atocha y Cibeles, se ha notado la anulación de reservas para la comida. “La gente da muchas vueltas y se queda atrapada en verdaderas ratoneras por las calles colindantes al tramo del paseo del Prado que se corta”, asegura Marugán.

El propietario de Casa Lucio (Cava Baja) no entiende que se le dé este trato “con la de premios, galardones y reconocimientos de todo el mundo que tengo” e insta a Carmena a “poner este barrio más limpio y más bonito”.

José González, propietario de Botín (Cuchilleros) -según el Libro Guiness es el restaurante más antiguo del mundo-, cree que “hay que buscar el equilibrio”. No le parece mal la idea pero sí cree que debe hacerse con “un plan debatido y consensuado”.

Por último, Antonio Pino de La Posada de la Villa (Cava Baja) se muestra muy duro llegando a afirmar que “se ataca un negocio de raíces madrileñas”. Reclama que se les consulte y muestra su preocupación por los empleados: “Cómo van y vienen a sus casas a las horas que salen de trabajar”.

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