‘Ibeyi’, un disco de Ibeyi

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‘Ibeyi’, un disco de Ibeyi

Ibeyi disco de Ibeyi

El dúo franco-cubano ha seducido a la crítica internacional con su suave combinado de tradición yoruba y ritmos contemporáneos. Cosmopolitas, contemporáneas, pero fuertemente ligadas a sus raíces ancestrales. En este caso a la tradición yoruba, la Santería cubana. Esta sería una manera un tanto superficial y rápida de definir a Ibeyi, el dúo formado por las hermanas Naomi y Lisa-Kaindé Díaz, cuyo primer disco, titulado simplemente con el nombre del grupo ha revolucionado a los aficionados de las ‘músicas del mundo’.

Esa etiqueta es vieja, por cierto y, probablemente, hacer mucho que se ha quedado anticuada. O por lo menos tiene unos límites evidentes que quedan más que claros si uno pretende introducir la música que fabrican juntas estas dos jovencitas prodigio. ¿Probamos con folk del siglo XXI?

Quizá tampoco sirva, al final ninguna etiqueta, incluso si es tan generalista y ambigua como las dos propuestas hasta ahora suele ser suficiente cuando hay que enfrentarse a algo verdaderamente original. Y la música de Ibeyi, lo es.

Por supuesto que pueden detectarse muchas influencias y más de un parecido a lo largo y ancho de esta colección de los 46 minutos que duran estas trece canciones. Pero esa circunstancia es más un mérito que lo contrario.

Sería la demostración más evidente de que Naomi y Lisa saben de dónde vienen. También saben lo que quieren conseguir y lo que necesitan para llegar a dónde se han propuesto. Que, por cierto, no es mucho, al menos en lo que al ropaje instrumental y a las necesidades de producción se refieren.

Si alguna vez tuvo sentido la frase ‘menos en más’ no pudo tenerlo tanto como lo tiene en este disco. Aquí hay dos voces, un piano, unos cuantos ‘samplers’ poco perceptibles y algunos elementos de percusión, con predominio del humilde cajón.

Con esos pocos ingredientes, talento y buenas canciones, Ibeyi puede prescindir de los mapas y las cartas de ruta para conseguir que sus oyentes viajen por paisajes musicales nuevos. Lugares en lo que la quietud aparente oculta un festival de sentimientos, desasosiegos e incertidumbres, sitios trágicos y felices que replican la vida. O poco más o menos.

Claro que estas dos mujeres, cubanas de nacimiento pero residentes en Francia y que escriben sus plegarias combinando el inglés y el yoruba, proceden de una familia en la que se respiraba música. Y eso ayuda, por supuesto.

Naomi y Lisa son hijas del fabuloso percusionista Miguel ‘Angá’ Díaz, que trabajó con Irakere y Buena Vista Social Club, por ejemplo. ‘Angá’ falleció cuando las Ibeyi, tenían 11 años. Y hace dos también murió su hermana Yanira que tocaba la batería.

Ambos, por cierto reciben un cumplido homenaje en este disco. De hecho, el propio ‘Angá’ toca la batería en este álbum porque sus hijas han introducido en la canción ’Think Of You’, un ‘sampleado’ de una grabación en la que su padre tocaba la batería.

Y la presencia de su hermana llega en una hermosa canción titulada ‘Yanira’, mi favorita del disco por el momento, en la que Naomi y Lisa, repiten a modo de oración que “volverán a encontrarse con ella en el cielo”.

La espiritualidad y los espíritus son muy importantes en este disco que, sin embargo, tiene muy pocos puntos de contacto con aquel sonido llamado ‘New Age’, que preconizaba el triunfo de lo etéreo y lo repetitivo y estuvo tan de moda en los años noventa del pasado siglo.

Aquí hay ritmo y una evidente conexión con Africa y todos aquellos sonidos posteriormente evolucionados que tienen su origen allí. Por supuesto, aquellos que se cocinaron a fuego lento en Cuba con su predominio de los tiempos débiles acentuados y la evocación constante del viejo son.

Pero también el hip-hop, o el soul, el jazz y los arreglos electrónicos más contemporáneos. Como algunos detalles que acercan su sonido al trabajo de pioneras de la evanescencia como Kate Bush, esos fantásticos agudos de la voz, y también si se quiere a cantantes vitales y enérgicas como la misma Nina Simone.

Eso sí, amigos, este disco casa mal con las prisas de la vida cotidiana y es poco adecuado para ser escuchado en el metro o como compañía de una sesión de ‘running’. Si les apetece disfrutar de Ibeyi, necesitan tener una hora tranquila por delante, y cierta capacidad de concentración. Sólo así obtendrán los múltiples beneficios sensuales que puede aportar la música de estas dos veinteañeras maravillosas. Hagan la prueba y después, como siempre, me lo cuentan.

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