Tras 28 años de inactividad el guitarrista reactiva a su mítico grupo de los setenta. ¿Será cierto que la década de los setenta ha vuelto para quedarse? Hay quién dice que todo es culpa de YouTube. Quizá sí. Pero, lo cierto es que en los últimos tiempos parece haber aumentado el apetito de la afición por la música comercial que se produjo en aquella década. Y eso provoca el regreso acelerado de muchas de las bandas y de los artistas que triunfaron entonces.
Sin duda, uno de los grupos míticos de aquella década fue la Electric Light Orchestra, más conocida como ELO. Una banda liderada por Jeff Lynne que introdujo la sección de cuerdas habitual de las orquestas sinfónicas como refuerzo de una instrumentación de guitarras, bajo, baterías y teclados, típica del rock. La fórmula triunfó gracias a las canciones pegadizas de Lynne y a la contundencia y el virtuosismo instrumental de sus acompañantes.
Lynne dejó el grupo hace 28 años y sólo volvió el año pasado para una gala nostálgica en el Hyde Park londinense. Aunque la ELO no se fué nunca del todo. Hasta el año pasado una versión de la banda denominadaELO Parte II ha girado por EEUU y Europa con bastante éxito, explotando un repertorio inolvidable para muchos fans. Pero a Lynne, productor de lujo y enganchado a otros proyectos con amigos como Bob Dylan o Tom Petty, no le interesaba explotar esa vena nostálgica para revitalizar su cuenta corriente.
Pero algo ha cambiado en 2015 y la ELO original volverá a la carretera. Eso sí, para defender un disco con nuevas canciones y no sólo para rememorar por enésima vez sus grandes éxitos. El primer acto de este regreso ha tenido lugar en la gala de los Grammys, donde la banda reconstruida ha realizado una de las actuaciones más esperadas de la noche.
¿Estarán estos músicos veteranos a la altura que se espera de ellos? Habrá que verlo. La ELO se hizo famosa sobre todo por sus espléndidos conciertos. Y es ahí donde reside el principal reto de esta banda y de muchas otras que, en ocasiones, tienen que competir con grupos-tributo excepcionales, capaces de interpretar las canciones con más brillo y destreza que los componentes originales, a quienes el tiempo suele pasar factura.
Por eso Lynne se la juega en el nuevo disco. Necesita canciones con capacidad de ser éxito y de seducir no sólo a los mayores de cincuenta, grupo en el que se encuentra la mayoría de sus viejos fans, necesitan ampliar su público y ganarse a las nuevas generaciones, que no tienen tan claro el recuerdo de los temas que triunfaron en los setenta, porque los álbumes de la ELO no se han reeditado periódicamente.
