El periodista reconoce en una entrevista en El Mundo que sabe que le van a acusar de no defender a su hija por asegurar que en el diario no hay censura. “Si tuviera 20 años, estuviera sin trabajo, no tuviera perspectivas laborales y en mi familia hubiera visto que a los que les va mal se han quedado sin trabajo, yo votaría a Podemos”. Lo dice Pedro J. Ramírez, el que fuera director de El Mundo en una entrevista con este mismo diario.
Pedro J. asegura que, para cambiar el sistema, él “haría modificaciones que devolvieran su contenido a los derechos de participación” porque “si alguien cree que la sociedad va a consentir que las cosas sigan como hasta ahora, no ha entendido nada”. En este sentido apunta que “lo nuevo tendrá referencias liberales, moderadas, reformistas o tendrá referencias revolucionarias, rupturistas, intervencionistas…”.
Aunque en esta misma entrevista confiesa que no sabe lo que cuesta un billete de autobús o dónde está la parada de metro más cercana a la redacción del periódico, asegura que no ha perdido el pulso de la calle: “Procuro mantenerlo aunque no conozca la respuesta a esas preguntas. Tengo que decir que las redes sociales son un mecanismo extraordinariamente útil para ello”.
El entrevistador, Pedro Simón, también le pregunta si cree que existe censura en El Mundo después de que su hija María lo denunciara a raíz de la cobertura de la abdicación de Juan Carlos I. Lo niega: “Yo creo que no. Cómo va a haber censura en El Mundo. Censura es una palabra fuerte, eh. El Mundo y la censura son incompatibles. Lo que pasa es que a veces se llama censura a lo que son episodios que suceden en una redacción viva”.
Y añade después “nos estamos metiendo en un jardín” porque “la gente va a decir ‘no está defendiendo a su hija’ o ‘está defendiendo a Casimiro’. Yo querría quedar bien con todos”. “No hay que solemnizar en exceso lo que alguien dice en el contexto de un debate periodístico”, opina.
Para Pedro J. su verano ideal sería en la redacción de El Mundo. “Yo le haría encantado la sustitución al director. O al jefe de Opinión. O donde me dejaran… He sido muy feliz en esa redacción».
