‘Vengo’, un disco de Ana Tijoux

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‘Vengo’, un disco de Ana Tijoux

Vengo, un disco de Ana Tijoux

La ‘rapera’ franco-chilena confirma la vigencia y la calidad de su combativa propuesta sonora en el cuarto disco de su carrera. No más by Ana Tijoux on Grooveshark

Sorprendente. Si usted intenta encontrar algún rastro de ‘Vengo’ (el cuarto disco de la ‘rapera’ franco-chilena Ana Tijoux)en las publicaciones especializadas españolas le va a resultar una misión imposible. Con una única excepción: la magnífica ‘Zona de Obras’. Para el resto, Tijoux es poco más que una chica exótica que ha colaborado con Jorge Drexler y Julieta Venegas, dos de los pocos artistas latinoamericanos que sí son famosos aquí.

Obviamente, no importa. Internet proporciona hoy por hoy muchas otras maneras de acercarse a la obra de Ana y escucharla. Pero ese clamoroso silencio crítico es todo un síntoma de la sordera crónica que nos aqueja. Del infinito desprecio que parecen tener la industria, y una parte del público español, por la música, la gran y extraordinaria música, que se produce últimamente en Latinoamérica.

Además, hasta es raro. Por una serie de circunstancias, sobre todo por la inclusión de su tema ‘1977’ en la banda sonora de la serie ‘Breaking Bad’, Tijoux ha alcanzado una gran repercusión en EEUU, país en el que se encuentra en este momento de gira. Y triunfa en plazas que son objeto de asedio infructuoso para muchos artistas latinos como Los Angeles o Nueva York, sin dejar de cantar en castellano.

Y también es incomprensible. No acaba de entenderse bien que la parroquia española se pierda uno de los mejores discos del año y se quede al margen del trabajo de una de las mejores artistas del momento. Una MC que ha seducido al mismísimo Thom Yorke de Radiohead, y ha sido elogiada por medios como ‘The New York Times’, la NPR o la edición estadounidense de ‘Rolling Stone’, cuya crítica dice textualmente que las canciones de Tijoux son un buen motivo para decidirse a aprender castellano.¡Eso que nos perdemos!

No sería la primera vez, sin embargo. Fenómenos casi universales como los mexicanos ‘Café Tacuba’, los argentinos ‘Soda Stereo’ u otros tantos, pasaron desapercibidos aquí. En un país completamente colonizado en lo cultural por el gran imperio anglosajón y ajeno, mayoritariamente, a todos aquellos sonidos que no vengan de las grandes fábricas globales del pop. El Planeta Pitchfork, que diría Diego A. Manrique.

Y, aunque yo mismo también sea un gran fan de lo que considero ‘buena música’, según mi particular criterio, cantada en inglés, o en catalán o en gallego o en euskera, no deja de resultarme triste, como mínimo, que este tipo de actitud, necia y provinciana, siga plenamente viva en España, en pleno siglo XXI.

Pero, volvamos a Tijoux y a ‘Vengo’ que es de lo que se trata. Obviamente, es un disco de rap. Lo que también puede dejar fuera de juego a unos cuántos ‘melómanos’ que parecen haberle declarado la guerra a este estilo. Y, si bien es verdad que no es oro todo lo que reluce en las trincheras de los rimadores parlanchines, hacen mal porque también hay muchos sonidos plenamente disfrutables.

Y este es el caso, por supuesto. Hay una propuesta verdaderamente original aquí. De momento, las bases sobre las que ‘rapea’ esta singular MC no incluyen ‘samplers’. Ana ha optado por una grabación menos electrónica que lo habitual y por darle protagonismo a instrumentos como la flauta andina que inyectan en la orquestación el rastro de la música ancestral de Latinoamérica. A lo que ayuda también una percusión de corte étnico que marca con claridad una ritmos extraídos del folklore de la tierra.

Un buen marco sonoro para un álbum como este, cuyos textos exploran la vía reivindicativa y panamericanista, con afirmaciones y exaltaciones del orgullo indígena incluidas. Una temática presenta desde la primera canción, ‘Vengo’ o la segunda ‘Somos Sur’, que, lejos de caer en el habitual tono panfletario de algunos músicos actuales, con mejores intenciones que acierto, se trata aquí de un modo poético y elegante. Pero muy, muy combativo.

Hay también un marcado tono feminista, una apuesta por el poder femenino. Como sucede en la canción ‘Antipatriarca’, o en ‘Creo en ti’, que valora en su justa medida la importancia de hacer la revolución en los actos cotidianos, una opción que muchos suelen olvidar. Y lo hace, además, con una bonita frase: «La pelea comienza por el nido».

Quizá ese posicionamiento que concede importancia a lo que importa, tenga que ver con la maternidad de Tijoux que aquí queda reflejada en ‘Emilia’, una bonita canción, dedicada a su hija más pequeña. Aunque, el hecho de tener los pies en la tierra no le impide soñar con un mundo mejor en temas como ‘Todo lo Sólido se Desvanece’, su particular ‘Imagine’.

Está también aquí la dura protesta social que se le presupone a esta artista comprometida. Presente, por ejemplo, en ‘No más’, mi canción favorita del disco por ahora, o en ‘Oro negro’ o‘Mi verdad’, tema en el que esta rapera canta, en lugar de recitar, lo que, por cierto hace en más de una ocasión en este álbum. Y no faltan tampoco las proclamas ecologista. En este caso, ‘Río Abajo’, donde Tijoux habla en primera persona como si ella misma fuera el ‘agua’ de esa corriente de vida que describe.

Y la excelencia de este conjunto revitalizador y certero queda también patente en los colaboradores que acompañan a Tijoux en la grabación. Una nómina de invitados de lujo que incluye, por orden de aparición, a Shadia Mansour, la MC palestina nacida en Londres, Hordatoj, el productor de ‘1977’,Juanito Ayala, el fundador y vocalista del colectivo ‘JuanaFe’ MC Niel, otro buen rapero chileno y RR Burning, de la banda de ‘reggae’ Manolo Verdejo.

Un buen plantel para un álbum con el que me lo he pasado más que bien en estos días y al que auguro una permanencia superior a la media entre mis favoritos de esta temporada. Puede que incluso suba de categoría con el tiempo y se convierta en miembro permanente de mi colección de joyas sonoras. Aún es pronto para decirlo, pero apunta maneras. En fin, que les recomiendo que escuchen este disco, aunque sea por ‘streaming’. Y no me den las gracias luego, que para eso estamos, oiga.

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