La eficiencia energética en nuestro país no solo se encuentra por debajo de la media de la UE15 sino que se sitúa por debajo de la media de la UE 28. Ese es el sueño perfecto para el gobierno de cualquier país, sin embargo parece que estamos viviendo una pesadilla, o al menos eso pensarán las personas más respetuosas con el medio ambiente. Para contextualizar de lo que estamos hablando cabe destacar que en 1991 España era más eficiente energéticamente que los países de la UE15. Después de dos décadas, la eficiencia energética en nuestro país no solo se encuentra por debajo de la media de la UE15 sino que se sitúa por debajo de la media de la UE 28, esa en la que también convivimos con Chipre, Bulgaria o Estonia, por poner tres ejemplos.
No obstante, ante estas estadísticas que no dejan a España en una buena posición, hay que ser inteligente y tratar de salir de la cola de Europa, puesto que poseemos gestores energéticos totalmente cualificados para conseguir ese ansiado ahorro energético.
Hay varias actuaciones en marcha, entre otras abrir la competencia para conseguir un mercado energético integrado. Aplicando esto, un poco de sentido común, y la herramienta de eficiencia energética de Smarkia, empresas como Repsol, Inditex, Iberdrola contribuyen a un desarrollo económico y social de cuyo beneficio seremos todos participes, respetando el medio ambiente, generando más puestos de trabajo y por consiguiente más riqueza.
El Ministerio de Industria ha impuesto barreras al autoconsumo de balance neto –una clara forma de eficiencia energética- . Además han hecho caso omiso a la Comisión Europea cuando ésta asegura que prescindir del ahorro de energía es un grave error. Tal y como señala la CE, haciendo las cosas como es debido se puede ahorrar hasta un 50% en la UE, 80% en España, y rebajar la factura–406.000 millones de euros anuales– que paga Europa en importaciones de petróleo, gas y carbón, cifra equivalente al 3,2% del PIB de la UE, que en el caso español ronda el 4% del PIB.
