El Producto Interior Bruto (PIB) de China aumentó un 1,1% en el segundo trimestre en comparación con el trimestre anterior, una décima menos que en el primer trimestre. En términos interanuales, el crecimiento fue del 5,2%, solo dos décimas por debajo del dato de enero-marzo, y claramente por encima de lo proyectado por los analistas.
Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), estos resultados reflejan la capacidad de la economía china para “resistir la presión y lograr una mejora constante a pesar de los desafíos”.
En la primera mitad de 2025, el PIB acumuló un crecimiento del 5,3%, con el sector servicios liderando la expansión con un avance del 5,5%
Consumo e inversión muestran señales de debilidad
Aunque el dato general es positivo, los expertos advierten sobre desaceleraciones en la inversión y el consumo. La inversión en activos fijos y las ventas minoristas avanzaron menos de lo esperado, y los precios inmobiliarios cayeron, lo que pone de relieve una fragilidad persistente en la demanda interna.
Lynn Song, economista jefe para China de ING Research, subraya que el PIB volvió a superar las previsiones, aunque considera que la debilidad en algunos indicadores clave podría forzar a Pekín a reforzar estímulos en los próximos meses.
Louise Loo, de Oxford Economics, advierte que la demanda privada podría debilitarse más, por lo que mantiene su previsión de crecimiento en 4,7% para el conjunto del año
China sigue en camino de cumplir su meta del 5%
A pesar de los signos de enfriamiento, el consenso de los analistas considera que China sigue en condiciones de alcanzar el objetivo de crecimiento del 5% fijado por el Gobierno. Este ritmo permitiría a Pekín sostener la estabilidad macroeconómica y avanzar en sus planes de modernización industrial y tecnológica.
Sin embargo, los economistas señalan que el margen para maniobrar es limitado, y que un deterioro adicional en el mercado inmobiliario o una escalada en las tensiones comerciales con EEUU podrían alterar el panorama en el segundo semestre.