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Cataluña, un nuevo escenario

La triste realidad catalana es que pasan los meses y todo ha cambiado para seguir igual que solía. El conflicto continúa enquistado aunque con nuevos elementos que le aportan detalles a tene en cuenta. El primero, pues que por fin ha habido debate de investidura y con él comienzan a correr los tiempos hacia nuevas elecciones. Siempre es una mala solución, los problemas para la sociedad se complican en las campañas a cara de perro y la tensión política es previsible que se agudice.

Mientras tato, se han clarificado dos cosas: la primera la situación de los instigadores y ejecutores de la situación que pasan a estar procesados, en espera de juicio, tanto da que están detenidos como que se hallen en libertad condicional o huidos. El viernes se ha sumado un nuevo nombre, el de Marta Rovira, a la lista de los que pretenden escaquearse de la Justicia errando por el extranjero. Hasta ahora lo han tenido relativamente fácil.

El ex presidente Puigdemont, lógicamente el que asumió la mayor responsabilidad en la secesión, se ha movido hasta ahora con relativa facilidad por países donde la calificación de los hechos que se le atribuyan no son motivo para su detención o extradición. Pero a partir de ahora, con el procesamiento y la acumulación de pruebas contra él, todo se le complicará. La cobardía de haber huido dejando a sus colaboradores tirados, le condena de entrada a una vida difícil, burlando permanentemente la detención que desde España acabarán reclamando los tribunales.

Entre tanto, la otra realidad es que el problema sigue ahí sin que se haya avanzado nada para su solución por la vía política. Todo está en manos de la Justicia que está cumpliendo su papel, pero desde la política en general y el Gobierno en particular, continúa sin verse o intuirse algún paso, alguna iniciativa, alguna propuesta susceptible de desatascar la situación. Si existe, ni se conoce ni se sospecha.

Es evidente que el independentismo está en baja, sufre y exterioriza con resentimiento las consecuencias de su derrota, la va asumiendo lentamente – el discurso de Turull en su discurso de investidura lo demuestra – y está dividido y más que dividido enfrentado. La negativa de la CUP, que es la que imponía las condiciones, a redondear la mayoría parlamentaria necesaria ser investido President como habían consensuado las otras dos partidos, es significativo.

Comprendo que lo ocurrido ha generado mucho indignación fuera y dentro de Cataluña, que quien la hizo tiene que quedar claro que la paga – luego vendrán si cabe indultos y demás –, pero el pragmatismo aconseja aprovechar el momento para hablar; para que se expongan y escuches razones, más allá de condenas y cárceles; en definitiva para que la situación recupere la normalidad, y el futuro se construya desde bases sólidas de entendimiento.

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Cataluña, un nuevo escenario

Diego Carcedo

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