Hoy es el noveno día consecutivo de aplicación del protocolo por ‘nitrogenazo’ en Madrid, activado por niveles preocupantes de dióxido de nitrógeno ante previsiones meteorológicas desfavorables que ya alarman a la población y con el debate abierto sobre cómo la Comunidad de Madrid y los municipios colindantes a la capital deberían colaborar con sus propios protocolos.
En este escenario, el consistorio que gobierna Manuela Carmena ha anunciado que endurecerá las medidas a partir de enero de 2018, y que en el primer trimestre del año debe tener lista una modificación del protocolo activo ahora mismo.
Tras la Junta de gobierno municipal de ayer, la delegada de Medio Ambiente Inés Sabanés adelantó que los cambios persiguen mayor anticipación a los episodios de alta contaminación, porque “cuanto antes se anticipen las medidas de un episodio, más efecto tienen” y porque el actual sistema “se queda corto”. La concejal de Ahora Madrid apuesta por contar con un “criterio más preventivo y no tan ajustado a la lectura directa de cada momento”.
A la espera de tener más datos sobre ese futuro endurecimiento, la realidad es que las actuales restricciones han logrado una caída de entre el 3 y el 5% del tráfico en la capital: “No es una mala cifra” según el Ayuntamiento, pero reconoce que esperaba más.
Una de las medidas que adelantó el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, en un foro organizado por Cadena Ser con el Colegio de Arquitectos de Madrid, fue prohibir las estufas de gas que en invierno usan muchas terrazas de la capital: “Es algo que nos preocupa. En la revisión que estamos haciendo de la ordenanza de terrazas una de las medidas que se contempla para luchar contra el cambio climático y para reducir las emisiones es precisamente prohibir las estufas de gas en las terrazas. Entendemos que se está dañando el medio ambiente y se está generando un problema de calidad del aire a toda la ciudad”, explicó el concejal.
