A Maros Sefcovic, el comisario de Comercio de la Comisión, eslovaco, le correspondió hoy lunes la nada apetecible tarea de defender el acuerdo comercial con Estados Unidos (EEUU) alcanzado el día anterior entre Ursula von der Leyen Donald Trump. Su argumento principal para aceptar un 15% de arancel general sobre los productos europeos sin reciprocidad para los que proceden de EEUU es que “es el mejor acuerdo al que podíamos llegar en unas circunstancias difíciles”. Pero sobre todo deslizó que es algo más que un acuerdo comercial.
Es decir que Europa mantenga de su lado a la administración del presidente Trump en la guerra de Ucrania, aunque no lo dijo explícitamente. Es mejor este acuerdo que una guerra comercial vino a decir mientras aseguraba tener el respaldo de muchas organizaciones empresariales e industriales.
Sin embargo las críticas políticas y empresariales no han tardado en escucharse, aunque los mercados de capitales han respondido con mucha tranquilidad al anuncio, que todavía necesitará algunas sesiones más de negociación para cerrar por escrito lo que apalabrado en Escocia entre la presidenta de la Comisión y el presidente de Estados Unidos.
Para Sefcovic, que ha llevado el peso de las negociaciones, se partía de una situación muy difícil, un 30% de arancel general que, en su opinión, habría “paralizado la actividad comercial” entre Europa y EEUU. El 15% es un alivio, pero compromete a Europa a comprar productos energéticos por valor de 750.000 millones de euros durante el mandato de Trump, una cifra muy alejada de los registros actuales y que según el comisario “exigirá un esfuerzo a ambas partes”. Incluirá materiales para las nucleares “que están de vuelta”. Y se compromete una inversión europea en EEUU de más de 500.000 millones de euros.
En realidad, los aranceles acordados -que no son todos porque quedan negociaciones pendientes sobre bebidas alcohólicas, farmacia o aviación- suponen el triple del 4,8% que venía aplicándose. Pero para la automoción supone una mejora considerable sobre el 27,5% actual, una mejora interesante sobre todo para Alemania que es la principal potencia exportadora europea y la más afectada por los aranceles.
Para Sefcovic la Comisión, que es la única negociadora de acuerdos comerciales de los 27, ha protegido las industrias y las pymes europeas ante la guerra comercial que se avecinaba. “Podrían haberse perdido hasta 5 millones de empleos” con la amenaza de Trump de un 30% generalizado. “Ahora nos entendemos mejor con los norteamericanos”, añadió, “porque comprendemos mejor sus aspiraciones y ellos las nuestras”. También han hablado de proponer medidas para “la sobrecapacidad de metales como el acero o el aluminio” que es un aviso claro para China. Con el gigante asiático las diferencias siguen siendo enormes según reconoció Sefcovic, pese a la cumbre de hace una semana. Habrá estrategias comunes entre Europa y Estados Unidos para semi-conductores o tierras raras. Para Bruselas es importante entenderse con Washington, lo que no estaba tan claro al principio del mandato de Trump.
¿Pero el acuerdo perdurará? Sefcovic no tiene ninguna duda, sin embargo, muchos expertos consideran que el presidente Trump puede cambiar de estrategia en cualquier momento. Para Europa es muy importante que los mercados sean estables y no haya incertidumbres. Con esa idea han trabajado estos meses. Sefcovic también apuntó a una posible reforma de Organización Mundial del Comercio (OMC) discutida con sus pares americanos.
Para el comisario el acuerdo “abre una nueva etapa en una era geopolítica y económica diferente” y dio a entender que se trata de algo más que comercio. Europa quiere mantener de su lado al inestable y caprichoso amigo americano en un momento de máxima tensión con Rusia y pocas perspectivas de acuerdo con China. Los países europeos ya han aceptado desde la irrupción de Trump un aumento de hasta el 5% del PIB en inversión militar y de seguridad para 2035, han tolerado eximir de la tasa mínima a todas las grandes corporaciones norteamericanas y ahora asumen aranceles que triplican los actuales, sin que quede claro aun la situación final de algunos sectores estratégicos como el acero o el farmacéutico. Pero Bruselas considera que ha parado la primera embestida de Trump, aunque le va a costar cara y va a tener dificultades para defenderla internamente.