Fuentes comunitarias han explicado que esta prohibición legal funciona como lo hacen las sanciones y en base a la causa de ‘fuerza mayor’, de modo que esta medida comercial de la Unión constituye un acto soberano y, por tanto, escapa al control de los importadores de gas, lo que hace que la importación de gas natural desde Rusia sea ilegal, con efecto jurídico directo y sin discrecionalidad para los Estados miembro, según Europa Press.
La propuesta de reglamento que ha presentado este martes desde Estrasburgo (Francia) el comisario europeo de Energía, Dan Jorgensen, prevé una eliminación progresiva del gas por gasoducto y del gas natural licuado (GNL) procedentes o exportados directa o indirectamente de la Federación Rusa.
“Hemos decidido cerrar el grifo del gas ruso. Durante demasiado tiempo, nuestras dependencias energéticas han perjudicado a Europa y ayudado a Rusia. Esto tiene que cambiar. Menos es más. Porque cuanta menos energía importemos de Rusia, más seguridad e independencia tendremos en Europa. Cuanto menos dinero gastemos en los combustibles fósiles de Rusia, más podremos invertir en nuestra propia energía limpia, ecológica, segura y asequible”, ha destacado el político danés, quien considera que “cortar los lazos energéticos con Rusia es una necesidad absoluta”.
Prohibir los nuevos contratos desde el 1 de enero
El Ejecutivo comunitario planea comenzar por prohibir los nuevos contratos a partir del 1 de enero de 2026, mientras que las importaciones en virtud de contratos a corto plazo existentes cesarán el 17 de junio de 2026, excepto las de gas por gasoducto suministrado a países sin litoral y vinculadas a contratos a largo plazo, que se permitirán hasta finales de 2027. También se prohibirán los contratos a largo plazo de servicios de terminal de GNL para clientes de Rusia o controlados por empresas rusas, recoge la citada agencia.
No obstante, Bruselas contempla también la posibilidad de activar salvaguardias para hacer frente a acontecimientos “repentinos y significativos” en el mercado del gas que amenacen “gravemente” la seguridad de abastecimiento de uno o varios Estados miembro, una preocupación que han esgrimido países como Eslovaquia o Hungría.
En estas circunstancias excepcionales, la Comisión podría adoptar las medidas de emergencia necesarias autorizando a uno o varios gobiernos a no aplicar las prohibiciones de importación relativas al gas natural o a las importaciones de GNL.