Bonos italianos: no es momento de que cunda el pánico… todavía

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Bonos italianos: no es momento de que cunda el pánico… todavía

Los analistas apuntan a un 4% en la rentabilidad del bono italiano como umbral a partir del cual puede haber contagio a otros países.

Banderas de Italia y la Unión Europea

La deuda pública italiana ha estado en el ojo del huracán desde que el Gobierno formado por la alianza de Movimiento Cinco Estrellas y Liga Norte presentó unos objetivos de déficit que triplicaban los del anterior Ejecutivo. Hasta ahora los mercados han tratado la tensión entre Bruselas y Roma como un asunto doméstico, sin apenas contagio al resto de países de la eurozona, pero pronto podría cambiar la situación, según avisan los expertos.

La rentabilidad del bono italiano de deuda a diez años ha superado hoy el 3,7%, sus máximos de cuatro años y medio tras una oleada de ventas que se extienda ya por cinco meses.

Los inversores empiezan a mirar ya el umbral del 4% como un auténtico punto de inflexión que puede desatar una nueva crisis europea. Harvinder Sian, estratega de Citi, apunta que este nivel es “el punto de inflexión” para que el estrés en los bonos italianos se acelere y golpee a otras deudas de la eurozona, según recoge Financial Times.

Ese nivel podría alcanzarse, considera el experto, “si la Comisión Europea o Alemania reaccionaron agresivamente al resultado del presupuesto italiano, y en ese sentido creemos que los ruidos iniciales han sido fuertes y ahora hay riesgo de más palabras descuidadas por ambos lados”.

Cuando la coalición de Movimiento Cinco Estrellas y Liga Norte tomó el poder en Italia a finales de mayo, el rendimiento del bono a diez años era inferior al 2%.

Sin embargo, tranquiliza Sian, una ruptura del umbral del 4% “probablemente requiera condiciones de recesión y una fricción política mucho mayor entre Italia y Alemania”.

Por el momento, las rentabilidades de los bonos de otros países de la eurozona apenas han reaccionado a la incertidumbre italiana, una ausencia de contagio que ha reforzado el mensaje de que la situación es muy diferente a la crisis del euro que se desencadenó en Grecia en 2010. Pero cuanto más sube la presión sobre Italia más en duda está este argumento.

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