Muy amargos, a veces indescriptibles e imperecederos los recuerdos de una conflagración armada. Y lo peor, que muchas de esas malas costumbres de trinchera se van a casa con los ex combatientes.
Veo las controversias de este nuevo y peligroso conflicto en tierras europeas. No puedo menos que volver a sentir esa rara frialdad por todo el cuerpo. Y no de miedo, que conste, sino de pena por contendientes y población civil.
¿Los partes de guerra? Ensaladas de mentiras y trucos verbales por ambos bandos para confundir a los propios actores y espectadores. Así fueron, son y serán los tales partes. Un teatro que requiere casco protector para todos además de un chaleco anti farsas.
Una amiga nos recordaba en estos días en FB a León Gieco en Sólo le pido a Dios: “Es un monstruo grande y pisa fuerte”.
Rematando, para emplear lenguaje de ocasión, lo dicho por alguien con toda razón: “Sólo los heridos de muerte presienten el final de una guerra”.
Y me gustaría agregar otra estampa del argentino Gieco: “Desahuciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente”. Por obra y gracia lo mismo de la guerra que de la aparente paz.
Acceda a la versión completa del contenido
Bélico este fin de semana
En un artículo conjunto publicado este domingo en el diario portugués Público, seis juristas de…
La movilización llega tras semanas de polémica por los fallos en el programa de cribado…
El presidente ha recalcado que el Gobierno está cumpliendo los acuerdos de investidura, tanto con…
El auge de los coches híbridos y eléctricos, +21,3% en 2024, contrasta con el alza…
Hasta hace apenas unas semanas, Madrid presumía de cifras récord. En 2024 se realizaron 356.997…
Mientras algunas ciudades vinculan el cobro al valor catastral o al consumo de agua, otras…