Desde su debut en 1959, la muñeca Barbie ha sido sinónimo de glamour, moda y, especialmente, tacones altos. Su postura de pies en punta se volvió icónica, moldeada para encajar exclusivamente en calzado elevado. Pero los tiempos cambian, y una investigación de la Universidad de Monash en Australia revela que Barbie ha comenzado a caminar con zapatos planos, reflejando una evolución más profunda en su mensaje cultural.
Menos moda, más profesiones
El estudio, publicado en la revista PLOS One, examinó 2.750 versiones de Barbie fabricadas entre 1959 y junio de 2024. Excluyendo modelos de colección, los investigadores emplearon un sistema propio —denominado FEET— para clasificar cada muñeca en función de su postura del pie, diversidad étnica, ocupación y fecha de producción.
El porcentaje de Barbies con postura de puntillas ha caído del 100% en los años 60 al 40% en la actualidad
Las conclusiones indican que las muñecas con temática laboral (como médicas, científicas o políticas) suelen tener zapatos planos, mientras que aquellas asociadas a la moda siguen con la postura de puntillas. De hecho, el 60% de las muñecas actuales ya no lleva tacones.

Diversidad e inclusión en el diseño
Otro hallazgo relevante fue la relación entre la diversidad y el tipo de calzado. Las muñecas no blancas aparecían más a menudo con postura de puntillas, mientras que aquellas que representan alguna discapacidad tienden a llevar zapatos planos. Este enfoque más inclusivo forma parte de la estrategia de Mattel para adaptar Barbie a los tiempos modernos.
Las muñecas con discapacidades o empleos reales suelen llevar calzado plano, lo que refleja una mayor inclusión y realismo
Marketing, pero con mensaje
Aunque los investigadores no afirman que haya una relación causal entre los cambios en Barbie y la evolución de los roles de las mujeres, sí destacan que las decisiones de Mattel responden a tendencias sociales y, por tanto, tienen un impacto cultural.
“Barbie elige sus zapatos según lo que hace: planos para trabajar, tacones para la moda. Este cambio permite abrir un debate sobre cómo los mensajes de salud y autonomía corporal deben adaptarse a los nuevos tiempos”, concluyen los autores.