Alexander Van der Bellen, Christian Stocker, Andreas Babler y Beate Meinl-Reisinger (Foto: Max Slovencik - APA - dpa)
El pacto incluye medidas clave en materia de asilo, integración y seguridad, así como una reforma presupuestaria a siete años. La decisión ha generado fuertes críticas del FPÖ, que denuncia un «fraude electoral», mientras el presidente Van der Bellen celebra el acuerdo como un paso hacia la estabilidad.
El Partido Popular de Austria (ÖVP), el Partido Socialdemócrata (SPÖ) y el partido liberal NEOS han alcanzado un acuerdo para formar un gobierno de coalición, excluyendo del Ejecutivo al ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ), a pesar de que este fue el más votado en las elecciones del 29 de septiembre.
El pacto, titulado «Hacer lo correcto ahora. Por Austria», fue presentado ante el Parlamento por los líderes del ÖVP, Christian Stocker; del SPÖ, Andreas Babler; y de NEOS, Beate Meinl-Reisinger. Según lo acordado, los conservadores y los socialdemócratas tendrán seis Ministerios cada uno, mientras que los liberales contarán con dos.
La coalición busca garantizar la estabilidad del país y fortalecer el consenso político. Entre las principales medidas acordadas se encuentran:
Uno de los puntos más polémicos del acuerdo es la posible prohibición del velo islámico para niñas menores de 14 años, con el argumento de «protegerlas de la segregación y la opresión». Esta propuesta ha generado debate dentro y fuera del Parlamento.
Además, el acuerdo prevé que los solicitantes de asilo rechazados sean retenidos en centros específicos para evitar su fuga, y establece un control más estricto sobre la llegada de familiares de refugiados. Estas medidas responden a un contexto de creciente preocupación por la seguridad, tras recientes atentados en el país.
El ultraderechista FPÖ, liderado por Herbert Kickl, ha calificado el acuerdo de coalición como el «mayor fraude electoral de la historia política reciente», argumentando que su exclusión del Ejecutivo traiciona la voluntad popular expresada en las urnas.
El FPÖ obtuvo el 28,8 % de los votos en las elecciones, seguido del ÖVP con el 26,3 %, el SPÖ con el 21,1 %, NEOS con el 9,1 % y Los Verdes con el 8,2 %. Sin embargo, la distribución parlamentaria permitió que los tres partidos pactaran una mayoría sin necesidad del FPÖ, evitando su influencia en el gobierno.
El presidente del país, Alexander Van der Bellen, celebró el acuerdo como un «avance crucial», subrayando la «urgente necesidad» de estabilidad ante la situación presupuestaria y geopolítica. Por su parte, los líderes de la coalición han reconocido que los próximos años «no serán fáciles», pero han defendido que el consenso es la mejor vía para garantizar el futuro del país.
Este nuevo gobierno austriaco marca un giro significativo en la política del país, optando por una alianza moderada en lugar de permitir la influencia de la ultraderecha, que continúa ganando apoyo entre los votantes.
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