Un bombero trabaja para eimpedir que el incendio se propague (Foto: Eduardo Sanz - Europa Press)
La crisis de los incendios se recrudece este verano en España. El salto de 47.302 hectáreas registradas el 7 de agosto a las más de 348.000 a mediados de mes refleja la magnitud de unas llamas que avanzan sin control en varias comunidades autónomas. Este dato no solo deja atrás los peores momentos de 2022, cuando hasta agosto se habían perdido unas 200.000 hectáreas, sino que sitúa a 2025 como el año más devastador de la última década.
La diferencia con el mes de julio es clave para entender la dimensión del desastre. En apenas tres semanas, la superficie arrasada se multiplicó por ocho. Según Copernicus, los grandes incendios forestales activos en Castilla y León, Galicia, Aragón y la Comunidad Valenciana han disparado las cifras hasta niveles inéditos.
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, reconoció el pasado 18 de agosto que hasta el día 10 se contabilizaban ya 138.000 hectáreas calcinadas, aunque advirtió que “los datos empeorarán” porque no incluyen las superficies que seguían ardiendo en ese momento.
En solo un mes, los incendios han convertido el verano de 2025 en una de las peores catástrofes medioambientales de los últimos años
El balance actual supera ampliamente al de 2022, considerado hasta ahora uno de los años negros en materia de incendios. Aquel verano, España perdió más de 200.000 hectáreas hasta agosto, un récord que parecía difícil de superar. Sin embargo, 2025 ya lo ha rebasado con creces antes de acabar el verano.
Año | Superficie quemada hasta agosto (ha) |
---|---|
2022 | 200.000 |
2023 | 67.000 |
2024 | 85.000 |
2025 | 348.238 |
La tendencia, según los técnicos de la Comisión Europea, se enmarca en un patrón de olas de calor más intensas y recurrentes, unido a la sequía prolongada que afecta a buena parte del territorio.
El Ejecutivo admite que 2025 será un año crítico para la gestión forestal y la prevención. Aagesen ha señalado que se reforzarán los protocolos de coordinación con comunidades autónomas y brigadas antiincendios, pero el ritmo de propagación de las llamas plantea un desafío sin precedentes.
Organizaciones ecologistas como WWF y Greenpeace insisten en que la magnitud del fuego demuestra la falta de planificación en la gestión del territorio y en la prevención rural. Reclaman mayores inversiones en limpieza de montes y planes de adaptación al cambio climático.
El Gobierno reconoce que los datos aún provisionales sitúan a 2025 como un punto de inflexión en la política contra los incendios
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